Evangelio del día: «Estad alegres porque vuestros nombres están inscritos en el cielo». Lc10,17-24

Así ha sido la 37ª peregrinación diocesana a Lourdes

Desde el 19 de septiembre y hasta el día 22 , la Iglesia alavesa ha estado presente durante 4 intensas jornadas en Francia representada por la Hospitalidad Vitoriana de Lourdes.

Se trata de la 37ª peregrinación diocesana al Santuario de Lourdes, al sur del país galo, y uno de los lugares más conocidos en el mundo por estar allí la gruta en la que, según las crónicas y miles de testimonios de la época, Santa María se apareció hasta en 18 ocasiones a la joven francesa Bernadette de Soubirous en 1858. Cada año acuden millones de personas de todos los rincones del planeta para vivir unos días de especial relevancia espiritual.

Esta iniciativa diocesana, pensada especialmente para personas enfermas, con discapacidad, mayores y sus familiares, comenzó en 1987, con dos únicos parones en su historial –en 2020 y 2021– provocados por las restricciones a la movilidad debido a la pandemia. En este sentido, la Hospitalidad alavesa celebra la vuelta al número de inscripciones previas a aquella situación de emergencia sanitaria que marcó el día a día de toda la sociedad.

Por ello, un total de 297 hombres y mujeres de Vitoria-Gasteiz, Murguía, Llodio, Amurrio, Salvatierra y varios pueblos de Rioja Alavesa partieron en la mañana del jueves 19 en cinco autobuses desde el parking de Mendizabala.

Los principales protagonistas de esta peregrinación han sido, como siempre, las personas enfermas o con discapacidad y sus familiares. Durante estos cuatro días, este icónico lugar ubicado en los Pirineos franceses es un espacio sin barreras arquitectónicas y con instalaciones médicas en todos sus edificios.

Todas las habitaciones para enfermos y personas con discapacidad están dentro del recinto del Santuario donde además de alojarse han tenido todas las comidas y la atención personal y sanitaria necesaria así como un entorno natural privilegiado para dar paseos en cualquier momento del día. Para quienes no han peregrinado en calidad de enfermo, el alojamiento fue en hoteles de la localidad, a escasos metros del complejo religioso, en habitaciones individuales o compartidas.

Así, esta peregrinación pone el foco en estas personas –enfermos y familiares– y en la figura del hospitalario –voluntario que asiste a los enfermos– y que es figura indispensable para el bienestar de las personas que peregrinan con alguna discapacidad.

En esta peregrinación tomó parte también el Obispo de Vitoria, D. Juan Carlos Elizalde, quien estuvo acompañado por el capellán de la Hospitalidad, el sacerdote alavés Juan Manuel Ochoa de Aspuru, así como de varios sacerdotes, médicos y enfermeras, todos voluntarios para asistir y acompañar a los enfermos y mayores.

Entre los muchos eventos vividos, destacan los que se han realizado en la Gruta de las Apariciones, donde el Obispo de Vitoria presidió una solemne Eucaristía con todos los peregrinos alaveses bajo la imagen que recrea la aparición de la Virgen. Hubo también otros momentos como la multitudinaria procesión por la explanada, la misa internacional en la enorme cripta, la meditación del Vía Crucis mientras se sube la montaña junto al Santuario, la noche de las velas y por supuesto la visita al pueblo de Lourdes, con sus tradicionales calles y lugares importantes.

Tras salir el jueves, llegaron para alojarse en sus respectivos lugares y celebrar una misa de apertura en la capilla de San José.

La segunda jornada de la peregrinación diocesana a Lourdes llegó el viernes. Además del paso de los peregrinos por la Gruta, llegó un momento emociónate cuando el Obispo de Vitoria, Mons. Juan Carlos Elizalde, presidió la procesión eucarística por el recinto del Santuario y con la participación de cientos de personas.

Esta jornada finalizó en la capilla de San José donde tuvo lugar una celebración en la que la Hospitalidad de Lourdes de la Diócesis de Vitoria impuso, por medio de su presidenta María Jesús Pinedo, las medallas a los nuevos hospitalarios y a aquellos más veteranos en reconocimiento a su tarea durante varios años.

El tercer día fue el más importante para los casi 300 peregrinos alaveses que pudieron participar en la Santa Misa en este lugar sagrado donde la misma Virgen dialogó con Santa Bernardita. El Obispo de Vitoria, junto con 6 sacerdotes de Vitoria, presidió esta Eucaristía cargada de emoción en la Gruta de las apariciones de Lourdes.

Tras esta imponente e inolvidable celebración eucarística, los peregrinos de Vitoria pudieron recordar su bautismo y lo que simboliza en la vida de todo cristiano. Así, todos ellos se trasladaron a la iglesia del rito del agua dentro del complejo religioso de Lourdes.

El sábado finalizó con otro momento importante. Miles de personas de varios países participaron en esta noche en el rosario de antorchas por la explanada del Santuario de Lourdes. La imagen de Nuestra Señora fue portada por peregrinos de Vitoria y el Obispo de Vitoria copresidió la procesión.

Agotados todos de la agenda del sábado, la expedición alavesa se retiró sobre la media noche a su habitaciones para retomar fuerzas de cara al domingo, última jornada de esta peregrinación.

A las 09:00h se concentraban todos alrededor de la basílica subterránea de San Pio X para comenzar la misa internacional. Un encuentro que reunió a más de 5.000 personas llegados de distintos países para celebrar el domingo, día en que actuó el Señor.

El Obispo de Vitoria concelebró esta misa junto con varios obispos del mudo y con los sacerdotes llegados de la Diócesis de Vitoria y de otras diócesis. Una Eucaristía siempre especial por la multitudinaria participación y por ser la última antes de regresar a Vitoria.

Antes de comenzar el viaje de regreso, los peregrinos alaveses se concentraron en las campas de Lourdes para la bendición de objetos, botellas y por supuesto de todos los participantes además de hacer la ofrenda del Cirio en nombre de toda la Diócesis. Con esto y la última Salve a la Virgen, se puso fin a la 37ª peregrinación diocesana a Lourdes.

Tanto la Hospitalidad como la Diócesis entera agradece a todos la participación y el servicio voluntario de sanitarios, hospitalarios, sacerdotes y presos. También a los peregrinos por haber llenado los principales actos religiosos. Damos gracias a Dios, a su Santísima Madre, la Virgen aparecida en Lourdes, y a toda la Iglesia por mantener vivo este sagrado lugar. Eskerrik asko denoi!

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