Abrid el corazón al amor de Dios — 3ª Semana de Cuaresma
En esta tercera semana de Cuaresma, se proclama el Evangelio Lc 13,1-9: Si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera
La apuesta por lo importante
Hoy, ante sucesos incomprensibles para nosotros, acudimos a la enseñanza de Jesús. En aquellos tiempos también acudieron a Él. Ante los sucesos relatados por el Evangelio, Jesús hace la misma afirmación: las víctimas no eran más pecadores que los demás. Y termina su intervención con la misma advertencia: «si no os convertís, todos pereceréis».
La respuesta de Jesús hace pensar. Antes que nada, rechaza la creencia tradicional de que las desgracias son un castigo de Dios. Jesús no piensa en un Dios “justiciero”, que castiga a sus hijos e hijas repartiendo aquí o allá enfermedades, accidentes o desgracias, como respuesta a los pecados. Jesús nos muestra estos acontecimientos como la llamada de Dios a la conversión y al cambio de vida.
Para nuestra vida cotidiana, Jesús nos invita a vivir en austeridad. Austeridad que no es sinónimo de racanería, ni de apretar el puño a la hora de pagar. Austeridad significa saber vivir con lo necesario, sin lujos deshumanizadores; significa no consumir por consumir, ser consecuente con el cuidado de los recursos de la Tierra, no fomentar el despilfarro de bienes... Austeridad es saber vivir en alegría con aquello que tenemos, sin desear obsesivamente más y más.
¡Que vivamos desde lo sencillo, lo austero! Para muchos, esto no cuenta. Para nosotros, aquí está la felicidad.
Información
Puedes encontrar el díptico completo en el sitio del Plan de Evangelización salimosalencuentro.org
Posible da gutxi behar izan eta asko bizitzea, bereziki, pozbidea beste plazer batzuk garatzeko gauza izatean eta senideekin topo egitean aurkitzen denean, eta zerbitzuan, karismak partekatzean, musikan eta artean, eta naturarekiko harrema-nean nahiz otoitzean aurkitzen denean pozbidea.
Papa Francisco, Laudato si’, 223 zb
Necesitamos desarrollar un estilo de vida sencillo, austero, compartiendo lo que somos y tenemos; acogiendo al pobre o al migrante como hermano o hermana…
III Plan Diocesano de Evangelización, p. 39