Acoger, escuchar, ayudar y acompañar a las familias que se acercan
''La familia abre para toda la sociedad una perspectiva mucho más humana: abre los ojos de los hijos a la vida... introduce la necesidad de los lazos de lealtad, de honestidad, de confianza, de cooperación, de respeto; anima a proyectar un mundo habitable y a creer en las relaciones de confianza, incluso en condiciones difíciles... Y todos somos conscientes del carácter indispensable de la atención familiar a los miembros más pequeños, más vulnerables de la familia, más heridos, e incluso más devastados en sus vidas''. Estas palabras, pronunciadas por el Papa Francisco en la catequesis del miércoles 7 de octubre, mientras se está celebrando el Sínodo de la Familia, ponen de relieve los valores nucleares que se respiran en muchas familias, de los que podría nutrirse nuestra sociedad.
Gemma Fernández de Larrea es una mujer de 41 años que sabe lo que es exprimir la vida a conciencia, aunque lo haga de una manera tan natural que parezca que no le cuesta un gran esfuerzo. Compagina, como muchas otras personas, su vida laboral - en una asesoría de comercio internacional-; su vida de familia numerosa junto a su marido Raúl y sus tres hijos; y sus compromisos dentro y fuera de la comunidad eclesial.
¿Qué dedicación/compromiso tienes dentro de la Iglesia?
Pertenezco a Acción Católica General (ACG) "Sector Adultos", en un grupo de la Unidad Pastoral de Lakua Arriaga. Con otras familias hemos asumido el compromiso de dinamizar y acompañar el proceso de Catequesis Familiar. También animamos desde el coro las misas de niños cada domingo y damos testimonio como familia en los encuentros prematrimoniales en la zona. Fuera de la comunidad formo parte del grupo musical Mara-Mara.
¿Cómo se plantearon cada uno de ellos en su origen?
Desde siempre he pertenecido a un grupo dentro de una parroquia, un caminar que se inició con la Catequesis, pasé por la Adoración Nocturna de Jóvenes y que me llevó a la Acción Católica hace ya 11 años. Cuando nos casamos, fuimos a vivir a Lakua Arriaga. En la Parroquia de Todos los Santos había un grupo de iniciación de Adultos de ACG y nos pareció que era una muy buena opción para seguir alimentando y compartiendo nuestra fe.
¿Y lo de la catequesis familiar?
Iñigo, nuestro hijo mayor inició el proceso de catequesis hace tres años. Propusimos a la parroquia dar una vuelta a este modelo de catequesis y estamos trabajando con los padres y madres, apostando para que sea un acompañamiento que pueda tener continuidad más allá de la comunión, tanto para los peques como para los padres.
Y además, miembros del coro Mara-Mara
Mi relación con la música también ha sido desde que tengo uso de razón... La música nos permite expresarnos más fácilmente. Además, no solo nos permite cantar y comunicar nuestra fe en Dios, sino tener la suerte de creer que también se evangeliza, dando testimonio o ayudando como lo llevamos haciendo apoyando durante muchos años proyectos de misión en Angola.
¿Cómo se viven desde la familia esas dedicaciones o compromisos?
Con una dosis de confianza y otra de Espíritu Santo, asumiendo sacrificios en ocasiones vitales para construir, evangelizar por y para el Reino. Los vivimos como compromisos de familia. No siempre es fácil llegar a todo. Los peques también necesitan su espacio y empiezan a tener ya sus propias ocupaciones. Procuramos buscar el equilibrio y que nuestros compromisos no se conviertan en una “carga” ni para nosotros ni para ellos. En ocasiones es bueno saber decir que no, y estamos aprendiendo a hacerlo.
Una familia con tres niños pequeños es una verdadera oportunidad para la evangelización… estáis construyendo algo importante… ¿sobre qué pilares?
El pilar fundamental es la propia vida. En catequesis familiar, repetimos mucho que la fe tiene que ser una fe vivida, haciendo cotidiano a Dios. Que cuando Dios es uno más en casa, esa experiencia de Dios sale hacia afuera y se comparte con quien nos rodea.
La familia es el núcleo de la sociedad, ¿tiene para ti también esa importancia dentro de la Iglesia?
El papel es fundamental, es en la familia donde se inicia el despertar religioso de los peques, donde se les acompaña en su caminar, hasta que toman sus propias decisiones de manera madura. Lamentablemente no somos muchas las familias con hijos pequeños que participamos activamente en la vida de la iglesia.....
¿Qué pasos crees que se pueden dar para conseguirlo, personalmente y como comunidades?
A nivel personal tenemos el reto de seguir educando a nuestros hijos con los valores cristianos, donde Jesús sea su referente. En nuestra comunidad seguiremos trabajando en la catequesis familiar para que sea un proceso que se consolide para las familias que elijan esta opción de acompañar a sus hijos en el despertar religioso. A nivel más global invitaría a las comunidades que intentaran acercarse más a las familias, que las acojan, escuchen, ayuden y acompañen. Que aprovechen los momentos en que las familias se acercan a las comunidades con sus peques para tenderles la mano e iniciar un proceso más vivencial y de experiencia de Dios. Puede que la respuesta no sea masiva, incluso puede que no tenga que serlo, pero seguro que el resultado sí es muy gratificante.