Evangelio del día: «Estad alegres porque vuestros nombres están inscritos en el cielo». Lc10,17-24

Año Jubilar Mariano - 50 años de la Consagración de la Catedral María Inmaculada

La Penitenciaría Apostólica de Su Santidad acaba de conceder a nuestra Diócesis de Vitoria un Año Jubilar Mariano con motivo de los 50 años de la Consagración de la Catedral Nueva de María Inmaculada, Madre de la Iglesia. Se celebrará entre el 8 de diciembre de 2018 y el 8 de diciembre de 2019.

El obispo de Vitoria, D. Juan Carlos Elizalde, lo acaba de anunciar en su Carta Pastoral en el inicio de curso: “ayudará a poner rostro al Plan Diocesano de Evangelización, visibilizará la comunión en nuestra diócesis al participar en las celebraciones parroquias, unidades pastorales y zonas y tendrá el año jubilar un tinte marcadamente vocacional. Será una experiencia de amor a la Iglesia, "Santa comunidad de pecadores", en palabras de Rhaner, y especialmente necesitada hoy de misericordia y compasión”.

Un Año Santo o Año Jubilar es un momento de gracia, un tiempo en que la Iglesia concede especiales gracias espirituales con motivo de un acontecimiento eclesial de gran relevancia. Es un Año de remisión de los pecados y de sus penas, de reconciliación, de conversión y de penitencia sacramental. Tiene como objeto obtener la indulgencia plenaria. Los años santos o jubilares ordinarios y universales tienen lugar cada 25 años, en los que se celebra el aniversario del nacimiento de Jesucristo. La Iglesia también puede declarar otros años jubilares o santos con carácter extraordinario, tanto de carácter universal – como lo fue el Año de la Misericordia 2015/2016 – como de carácter particular como es el caso de los 50 años de la Catedral María Inmaculada, Madre de la Iglesia, en nuestra diócesis de Vitoria.

Monseñor Don José Cadena y Eleta, fue el precursor de esta Catedral. En 1906 se celebró un concurso entre arquitectos en el que resultó premiado el proyecto de los arquitectos Javier Luque y Julián de Apraiz, a quienes se encomendó la dirección de las obras. La primera piedra de la que es conocida como Catedral Nueva fue colocada el 4 de agosto de 1907. Los trabajos prosiguieron entre 1907 y 1914. Con el traslado de Monseñor Cadena y Eleta a la Archidiócesis de Burgos se suspendieron las obras, que permanecieron paralizadas durante 32 años.
En 1946 el Obispo de Vitoria, Monseñor Carmelo Ballester y Nieto decidió reanudarlas. La Catedral María Inmaculada fue consagrada el 24 de septiembre de 1969 por el Cardenal Angelo Dell´Acqua, Vicario General de Su Santidad, siendo obispo de Vitoria Monseñor Francisco Peralta.

Monseñor Cadena y Eleta decidió erigir el templo, como consta en el acta de la primera piedra, “en honor de la gran Madre de Dios, María Santísima, con el título y advocación de su pura e Inmaculada Concepción”. A raíz del rito de la Consagración en 1969 se confirmó este nombre pero se añadió el de Madre de la Iglesia, en recuerdo del deseo del Papa Pablo VI en el Discurso de Clausura de la tercera sesión del Concilio Vaticano II en el que propuso a María como Madre de la Iglesia: “como Madre de todo el Pueblo de Dios, tanto de los fieles como de los pastores”, mostrando su deseo de que “de ahora en adelante sea honrada e invocada por todo el pueblo cristiano con este gratísimo título”.

Este templo neogótico tiene una  planta de cruz latina sobre la que se levantan las cinco naves. La altura de la nave central hasta la clave de sus bóvedas es de 35 metros; la de las naves laterales es de 17,5 metros. Su anchura interior es de 47 metros y su longitud, siguiendo el eje central entre la parte interior del muro de la entrada principal y el de la capilla del centro de la girola es de 96 metros. Su superficie es de 5740 metros cuadrados. En  la girola se encuentra ubicado el Museo Diocesano de Arte Sacro .

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