Evangelio del día: «Dios mandó su Hijo al mundo, para que el mundo se salve por él». Jn3,16-21

Así fueron los ejercicios diocesanos de Cuaresma en Angosto

En total, 29 personas se sumaron a esta tanda de ejercicios espirituales diocesanos de Cuaresma. Durante tres intensos días, los participantes, hombres y mujeres de distintas edades y acentos, unieron sus corazones para vivir cerca del Señor este tiempo litúrgico previo a la Semana Santa y la Pascua.

Concentrados en la Casa de Retiro de Angosto, bajo el atento cuidado de los Padres Pasionistas, las meditaciones y demás momentos de oración y celebración fueron dirigidos por el Obispo de Vitoria, D. Juan Carlos Elizalde, y parte del equipo diocesano de retiros, en esta ocasión acompañado por el diácono Oscar Areitio, y los sacerdotes Alfonso Urbiola y Nacho Rodríguez.

Las meditaciones –profundas y tocando el alma– fueron ayudadas por el libro 'Hemos conocido el amor' a modo de guía. Esta publicación específica para realizar ejercicios y escrita por el Arzobispo de Toledo y Primado de España, Mons. Francisco Cerro, sirvió para los momentos de oración y reflexión personal en el silencio tras las meditaciones. También se dio a todos los participantes un ejemplar de la última Carta Pastoral de los obispos vascos y navarro 'El contraste paciente', con la que también se trabajó estos días de desconexión.

En estas jornadas en plena naturaleza, rodeados de agua –del río y también la que caía del cielo– y con el último día bajo un sol de justicia, los 29 ejercitantes han meditado la pasión, muerte y resurrección del Señor de una forma pausada, cercana y bajo una escucha orante.

Con misas diarias, el rezo de un Vía Crucis por las cruces de este enclave natural y con el rosario, rezando frente a la imagen de Nuestra Señora de Angosto, el domingo 30 finalizaban estos días que han servido para detenernos en nuestro camino y sabernos profundamente amados por Dios, no solo por el regalo de la creación y todos los que la rodean, sino también por saber que Jesús, Dios con nosotros, quiso dar la vida por la humanidad para que la muerte no tenga la última palabra.

Sin duda, algo más de tres días de oración, reflexión y silencio para terminar agradecidos y alegres de sabernos en la certeza del amor vivo de Cristo.

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