Buen Pastor: mirada profunda a la naturaleza — 4ª Semana de Pascua
En esta cuarta semana de Pascua, se proclama el Evangelio Jn 10, 27-30: Yo doy la vida eterna a mis ovejas
Ser uno guiados por el Buen Pastor
Buen Pastor… ¡Qué bien suenan estas dos palabras en los oídos de quienes la vida les presenta dificultades y sufrimientos!. Especialmente a las personas enfermas que hoy les recordamos con cariño. El Buen Pastor es un personaje bueno y sencillo, que se desvive por sus ovejas, corre tras ellas para que ninguna se pierda.
Nosotros, los cristianos, tenemos necesidad de que haya verdaderos pastores en la Iglesia. Pastores de Misericordia, dispuestos a cuidar con celo de las ovejas y a no dejar que ninguna vague dispersa. Nos lo recuerda Jesús en el Evangelio. Es una semblanza de sí mismo.
También nos dice que el Padre y Él son uno, con una misión importante: cuidar todas las criaturas, especialmente de nosotros para que encontremos nuestro lugar, nuestro hueco, en la Iglesia y en la sociedad. Y así formemos la gran Familia universal en búsqueda de la presencia de Dios.
El Padre, como lo describe Jesús, nos invita a reconocer la creación como obra de sus manos amorosas. Cuidar el medio ambiente, el entorno natural, es colaborar en la obra de Dios, y cuidándolo vivimos la ecología integral, respetando a la naturaleza y ayudando a las personas como el Buen Pastor. Vivir la ecológica integral es sabernos parte de la obra de Dios.
En definitiva, cuidar la casa común, la casa de todos, nos hace tener la misma mirada profunda del Buen Pastor, que nos mima, acompaña y guía en nuestro caminar.
Información
Puedes encontrar el díptico completo en el sitio del Plan de Evangelización salimosalencuentro.org
La persona humana más crece, más madura y más se santifica a medida que entra en relación, cuando sale de sí misma para vivir en comunión con Dios, con los demás y con todas las criaturas. Así asume en su propia existencia ese dinamismo trinitario que Dios ha impreso en ella desde su creación.
Papa Francisco,
Laudato si’, n. 240
Es necesario apostar por mejorar las condiciones de las empleadas del hogar, valorar el trabajo del hogar y de cuidados, siendo conscientes que implica dos niveles: la equiparación de derechos y condiciones laborales a las de cualquier persona trabajadora; y un cambio en la valoración social del empleo del hogar y de las actitudes que se tiene para con esta función.
SJM, Visibilizar lo invisible.
Mujeres migradas y empleo del hogar, pág. 34