Evangelio del día: «Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida». Jn6,52-59

El Seminario acoge un nuevo retablo y el altar del beato Pedro de Asúa

La Capilla de la Virgen, también conocida como la Capilla Rectoral, está ubicada en el corazón del Seminario Diocesano de Vitoria. Ubicada sobre el hall de entrada, en la primera planta, es el espacio en el que tanto formadores como seminaristas celebran a diario la Santa Misa. Desde el 15 de diciembre, este pequeño espacio luce un nuevo aspecto con dos importantes novedades.

Por una parte, un nuevo retablo plateresco, originario de la iglesia de San Esteban en el pueblo de Ribera de Valderejo –abandonado en los años 70 del pasado siglo–. Esta importante obra de arte renacentista, fechada en el año 1548 y de autoría desconocida, narra en óleo sobre tabla los principales episodios de la vida de la Virgen María. El conjunto, de unos 6 metros de alto por unos 5 metros de ancho, es de madera tallada, dorada y policromada, de gran calidad en cuanto a arquitectura, escultura y pintura.

Estas escenas se distribuyen en cinco calles verticales, siendo la central algo más ancha que las laterales. En la banca aparecen representadas las figuras de los apóstoles agrupadas de tres en tres. En el cuerpo superior se pueden ver las escenas dedicadas a la vida de Santa María como son su Nacimiento, la Anunciación, su Asunción, la Epifanía o Adoración de Reyes y a la Virgen junto a su madre, Santa Ana y el Niño entronados.

En la parte media baja se sitúa el Sagrario y sobre él una bella Andramari gótica, originaria de la localidad alavesa de Angostina y que ya estaba desde hace décadas en esta capilla del Seminario. Esta imagen de Santa María sentada con el Niño es una de las más elegantes del patrimonio alavés, también elaborada en madera policromada.

Además, a este conjunto artístico se suma también una importante novedad. Desde hoy esta renovada Capilla de la Virgen incorpora un altar muy relevante en la Iglesia alavesa. Se trata de un altar neogótico de madera noble propiedad de Pedro de Asúa. Además de sacerdote fue el arquitecto de la Diócesis de Vitoria y murió asesinado como mártir de la persecución religiosa de la España de los años 30. Este altar privado en donde este beato celebraba misa también ha sido trasladado a esta nueva ubicación donde todos los días los formadores y seminaristas celebrarán la eucaristía diaria.

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