Evangelio del día: «Yo he venido al mundo como luz». Jn12,44-50

Carta del Obispo de Vitoria por el Día del Seminario

El 8 de diciembre, la Diócesis de Vitoria celebra el Día del Seminario.

En este día tendremos en nuestra oración a nuestros seminaristas, presente y futuro de nuestra iglesia local, y pediremos que por intercesión de María Inmaculada, el Seminario sea bendecido con nuevas vocaciones y se formen en él íntegramente como buenos pastores.

Volcado en las vocaciones y su promoción entre los jóvenes, el Obispo de Vitoria, D. Juan Carlos Elizalde, ha escrito una carta abierta con el acento puesto en la vida cristiana como caldo de cultivo. ¡Feliz lectura!

 

CARTA PASTORAL DEL OBISPO DE VITORIA,

D. JUAN CARLOS ELIZALDE

POR EL DÍA DEL SEMINARIO 2020

Queridos diocesanos,

Un año más, el Día del Seminario en la fiesta de la Inmaculada. Un año más, poniendo la mirada en las vocaciones sacerdotales, corazón de las comunidades y de la Diócesis. Seminarioaren egun honetan oso gogoan izango ditugu apaizgoa hartzeko prestatzen ari diren gazteak eta beren alde otoitz egingo dugu. Apaizgoa: egiazko erronka etorkizun hurbilari begira. Beraz, zuzen-zuzen dagokigu. Un año más, alimentando con cariño la vocación sacerdotal, al servicio del pueblo de Dios.

En este curso pastoral tan raro, seguimos trabajando la línea 1 del Plan Diocesano de Evangelización: 'La Diócesis, creadora de comunidad'. La vida como vocación está de fondo en nuestro itinerario diocesano. La Delegación de Familia nos ha presentado un plan espléndido de formación de las parejas al servicio de comunidades y parroquias: Amor Conyugal, El reloj de la familia, Equipos de Nuestra Señora, Encuentros matrimoniales, Alpha y Juntos en camino+Q2. La Vicaría de Vida Consagrada y Vocacional también nos ha hecho, entre otras, una última gran propuesta con la ayuda del Equipo de Pastoral Vocacional: una tanda de Ejercicios para jóvenes en discernimiento vocacional en Egino, en el puente de la Inmaculada, para nuestra diócesis y las de Bilbao, San Sebastian y Pamplona. Con la Delegación del Clero, los sacerdotes, estamos cultivando juntos las raíces de nuestra vocación, con la ayuda de un texto de Ángel Cordovilla y de los Retiros sacerdotales, los segundos viernes en el Seminario. Prima el agradecimiento por las posibilidades que el Señor da a nuestra vida en nuestro ministerio en favor de nuestro pueblo. Nos alegramos de la rica tradición sacerdotal de Vitoria que empapa a nuestro presbiterio en medio de nuestras comunidades.

Ahora, en toda la Diócesis estamos viviendo con intensidad la Campaña del Seminario. Los 15 seminaristas están pasando para comunicar su testimonio por los 21 cursos de Bachiller de Egibide y están dispuestos a pasar por las parroquias que les solicitéis. También están especialmente disponibles Rafa, ordenado diácono en septiembre, y José Antonio, presbítero desde junio. 

El humus vocacional del sacerdocio y de cualquier vocación, suele ser el de las comunidades juveniles que maduran al ritmo de la Palabra y de los Sacramentos. Ya sabéis que éstas no abundan en nuestra Diócesis y por eso pedimos un milagro vocacional. Ya lo estamos viendo en nuestra pobreza. El Dios que plantó su mesa en el desierto, puede sacar de las piedras, hijos de Abraham (Cf. Lc 3,8). Y así está ocurriendo.

En la asignatura, que este año también estamos trabajando en la Facultad de Teología, 'Espiritualidad y discernimiento vocacional', se vuelve a constatar que el caldo de cultivo de la vocación es la vida cristiana sacramental y comunitaria: pequeños oasis en torno a la Eucaristía dominical y a la Adoración, regados por el Sacramento de la Penitencia y por el acompañamiento personal y algunos grupos contados de formación y voluntariado que comparten estos itinerarios evangélicos y sacramentales. Estos entornos y realidades facilitan la escucha al Señor, que constantemente sigue llamando. 

Vamos a seguir propiciando estos oasis con todas nuestras fuerzas. Pero es necesaria la oración incesante de toda la Diócesis, como la oración de Elías o la que nos enseña Jesús para rogar al Dueño de la mies. La oración todopoderosa de una Diócesis, como nieve perpetua en la cumbre, puede regar valles y estepas. La convocatoria cada jueves en la Capilla Pública del Seminario o el Icono Vocacional Itinerante, son signos del poder inmenso de la intercesión. No se trata de pedir para cambiar el corazón del Señor sino el nuestro, pasando de un orgullo ideológico autosuficiente y estéril a una humildad capaz de acoger las vocaciones que necesitamos con tanta urgencia y que el Señor nos está regalando. Sólo la conciencia de nuestra pobreza y necesidad, nos abre a la petición humilde, serena y prioritaria de nuevas vocaciones. Nos va en ello la renovación de nuestras comunidades y la transmisión de la fe. 

No podemos distraernos con los tópicos del modelo sacerdotal o del modelo de comunidad. Los documentos sacerdotales del magisterio conciliar y postconciliar, recreados por el Papa Francisco, admiten muchas variedades de estilos sacerdotales adaptables a cada Iglesia local. No es momento de disquisiciones estériles e ideológicas, que nos estancan en nuestras diferencias, sino de trabajo pastoral entusiasta, cercano a nuestros jóvenes, con aterrizaje sacramental y liderazgo desde el Seminario en colaboración con todo el presbiterio.

En las vocaciones sacerdotales, todos los sacerdotes, de todas las sensibilidades, pueden tomar la iniciativa de la propuesta vocacional. La Delegación del Clero y los formadores de los seminaristas admiten todas las colaboraciones y sugerencias. No hay excusa para enterrar el talento de la promoción vocacional, sino que es momento de fructificar los 2 o los 5 que el Señor nos haya dado (Cf. Mt 25,14-30). En definitiva, se trata de pasión: Pasión por el Señor y pasión por su pueblo. (Cf. Evangelii Gaudium 268). 

En la historia de la Iglesia y de nuestra Diócesis, sacerdotes santos siempre han suscitado vocaciones sacerdotales. Acabamos de celebrar la fiesta del Beato Pedro de Asúa como fruto de la espiritualidad sacerdotal de Vitoria. A él, con especial confianza, encomendamos las futuras vocaciones sacerdotales. 

Jainko aitak Maria aukeratu zuen bere Semea, gizon eginik mundura ekarri zezan. Maria dugu fededunen artean eredurik egokiena: fede handiko Andrea, Jainkoarekin oso-osorik fidatu zena, Jaunaren esana modua bizian sinestu zuena. Andre Maria gidari eta bide erakusle datorkigun Jesus bihotzean onar dezagun, horren jarraitzaile egin gaitezen. La generosidad en la Colecta del Seminario realmente ayuda en la inversión que hay que ir haciendo en el edificio y en la promoción vocacional. Gracias por vuestra colaboración.

Finalmente a vosotros me dirijo, queridos seminaristas: sois el corazón de la Diócesis porque estáis en el corazón de cada comunidad y formáis parte de su futuro. Un día seréis pastores, discípulos misioneros, buenos samaritanos para nuestro pueblo. Formaréis parte de este presbiterio abnegado y, en circunstancias difíciles como éstas, heroico. El afecto que el Señor regala en la fraternidad sacerdotal os irá arropando mientras se van compartiendo proyectos y, un día, ministerio. Ser sacerdote es tal maravilla que es imposible sin los hermanos. Esta Diócesis lo sabe muy bien y tiene una larga tradición de amistad y de fraternidad sacerdotales, fuente de evangelización. Es una suerte que podáis formar parte de esta misma historia de salvación. Contad también conmigo puesto que os llevo en el corazón.

Que la Virgen Inmaculada, en sus advocaciones de la Blanca o de Estíbaliz, ilumine nuestro sí.

Con todo mi afecto, mi bendición,

+Juan Carlos Elizalde
Obispo de Vitoria

 

En Vitoria-Gasteiz, a 21 de noviembre de 2020, Presentación de la Santísima Virgen María.

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