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Algunos apuntes

Como se puede leer en el libro ‘Historia de la Parroquia de Nuestra Señora Madre de los Desamparados’, publicado por don Javier Illanas en 1986 con motivo del 25 aniversario: «Otra fiesta mariana que se celebra con toda solemnidad en nuestra parroquia y que tiene su resonancia en la Ciudad es la del Perpetuo Socorro. La archicofradía posee muchos coros esparcidos por las diversas parroquias de Vitoria, en las que ha arraigado su devoción.

Su novena, del 19 al 27 de junio, es muy celebrada. En la víspera de la fiesta, al igual que para la de la Madre de los Desamparados, hacen los niños la ofrenda de flores ante su altar en gran profusión, terminando con la Consagración a María y bendición especial. Es un acto muy emotivo y testimonial ante numerosos familiares y feligreses.

El colofón de esta fiesta es la procesión precedida de un ejército infantil portando estandartes pequeños, reproduciendo el santo rosario completo. Un grupo numeroso de fieles cantando y rezando preceden y siguen a la carroza del Cuadro de la Santísima Virgen, cerrando la procesión la banda municipal de música. Todo un testimonio de fe y de amor a María por las calles de la feligresía…»

Cofradía Perpetuo Socorro Vitoria-Gasteiz

El Icono

María del Perpetuo Socorro es un icono bizantino de la escuela cretense, una imagen representativa de la Virgen de la Pasión. La interpretación general es clara. Los arcángeles Gabriel y Miguel presentan a Jesús niño los instrumentos de sus sufrimientos futuros. Al contemplar esta dramática visión, el Niño, en su condición de hombre mortal, se asusta y se estremece y en un brusco movimiento busca socorro en los brazos de su Madre, a cuya mano se aferra con fuerza. El susto y movimiento brusco del Niño están expresados por la contorsión de piernas, el repliegue del manto y la sandalia desprendida.

El icono representa la realidad teológica completa de la Redención por la Pasión. Los instrumentos de la Pasión no aparecen como presagio de dolor y muerte, sino como trofeo y símbolo de victoria.

El icono original está en el altar mayor de la iglesia de San Alfonso, muy cerca de la Basílica de Santa María la Mayor en Roma. El icono de la Virgen, pintado sobre madera, de 21 por 17 pulgadas, muestra a María con el Niño Jesús. El Niño observa a dos ángeles que le muestran los instrumentos de su futura Pasión mientras agarra fuertemente con las dos manos a su Madre, quien lo sostiene en sus brazos. El cuadro recuerda la maternidad divina de la Virgen y su cuidado por Jesús desde su concepción hasta su muerte.

Historia

Según una tablilla colocada antiguamente al lado del icono con los orígenes de la imagen, la cuna de este cuadro fue la isla de Creta, en el mar Egeo. Un mercader sustrajo el icono de una iglesia, lo escondió entre su equipaje y se embarcó rumbo a otras tierras. Durante la travesía sobrevino una gran tempestad y los pasajeros se encomendaron a Dios y a la Virgen. La leyenda cuenta que el mar recuperó su calma y el pasaje arribó a puerto seguro.

Poco después el mercader llegó a Roma con el cuadro y, tras algunas resistencias de la familia, el icono pasa a ocupar un lugar preferente en la Iglesia de San Mateo, regentada por los agustinos. Era el año 1499, en tiempos del Papa Alejandro VI. La Iglesia de San Mateo era un templo menor entre las grandes basílicas de San Juan de Letrán y Santa María la Mayor. Allí permaneció la imagen del Perpetuo Socorro durante trescientos años. Los escritores de la época narraron ampliamente los milagros atribuidos a la imagen. El siglo XVII parece ser el más intenso en la devoción y culto a la Virgen del Perpetuo Socorro.

En febrero de 1798, con la invasión de Napoleón, sus tropas se apoderan de Italia y destruyen en Roma más de treinta iglesias, entre ellas la de San Mateo. Los religiosos agustinos salvan el icono y se lo llevan consigo a una pequeña capilla, quedando allí sin culto popular y en el olvido.

En 1855 los Redentoristas compran unos terrenos al lado de la Via Merulana, muy cerca de Santa María la Mayor. Se llamaba Villa Caserta y en su interior algún día estuvo edificada la iglesia de San Mateo. A través del padre Miguel Marchi se descubre en 1865 el paradero del icono. El 11 de diciembre de 1865, los hijos de San Alfonso María de Ligorio, solicitan al Papa la concesión del Perpetuo Socorro. El 19 de enero de 1866 la imagen regresa a la iglesia de San Alfonso, en el mismo emplazamiento donde había estado tres siglos.

Restaurada la imagen, ocupa el centro del ábside de la iglesia de San Alfonso y su devoción e influencia se extiende a los cinco continentes. El Papa Pío IX dijo, en la audiencia al Superior General de los Redentoristas el 11 de diciembre de 1865: «Den a conocerla a todo el mundo». Juan Pablo II, en su autobiografía «Don y misterio», al referirse a los orígenes de su vocación sacerdotal, afirma: «No puedo olvidar la trayectoria mariana. La veneración a la Madre de Dios en su forma tradicional me viene de la familia y de la parroquia de Wadowice. Recuerdo, en la iglesia parroquial, una capilla lateral dedicada a la Madre del Perpetuo Socorro a la cual por la mañana, antes del comienzo de las clases, acudían los estudiantes del instituto. También, al acabar las clases, en las horas de la tarde, iban muchos estudiantes para rezar a la Virgen».