Evangelio del día: «Vi a Jesús, lleno de la alegría del Espíritu Santo». Lc10,21-24

El Señor ha llamado a Antonio Mª Arroyo Vélez

En la tarde del viernes, 8 de noviembre, fallecía el sacerdote Antonio María Arroyo Vélez, presbítero de la Diócesis de Vitoria, a los 92 años de edad.

Este conocido cura nació el 3 de julio de 1932 en el Casco Histórico de Vitoria teniendo como parroquia la iglesia de San Vicente Mártir. Tras superar el Bachillerato y después de terminar la carrera de Magisterio, sintió la llamada del Señor al ministerio sacerdotal. A los 22 años fue aceptado en el Seminario de Vitoria y realizó estudios eclesiásticos en este centro formativo referencia en toda la zona norte de España. Fue ordenado sacerdote el 11 de agosto de 1957 en la capilla de Cristo Rey del mismo Seminario por el entonces Obispo de Vitoria, Mons. Francisco Peralta.

Pocos días después de su ordenación, el prelado le destinó a la parroquia de Ibarra-Aramaio, permaneciendo allí un año. Tras esta primera fase, fue enviado a Laguardia para colaborar en la parroquia de Santa María de los Reyes y en la de San Juan mientras al mismo tiempo fue nombrado profesor del Seminario Menor de Vitoria, siendo además su prefecto, es decir, quien supervisaba el trabajo lectivo, el correcto comportamiento y las posibilidades y aptitudes de los jóvenes candidatos al sacerdocio para darles así el visto bueno e ingresar en el Seminario Mayor.

Tras pasar algo más de un lustro, y con la influencia de la importante presencia militar que había en Vitoria desde hacía siglos, Arroyo Vélez pidió una excedencia diocesana al Obispo y decidió preparar oposiciones para ingresar en el Ejército como capellán castrense, cosa que logró en el verano de 1962 llegando al empleo de Capitán de Navío. Obtuvo así plaza en la Armada sirviendo como guía espiritual de decenas de marineros, especialmente reclutas del servicio militar obligatorio, en diversos lugares, siendo el principal la ciudad de Cádiz, donde dejó una importante impronta.

Tras concluir su compromiso con la Armada, en el año 1993 solicitó regresar a Vitoria para retomar su actividad pastoral con la Diócesis. Desde ese año, pasó a colaborar en la parroquia de Nuestra Señora de los Desamparados, donde estuvo durante treinta años, hasta que su salud se lo impidió hace poco más de un año.

Muy conocido en el centro de la ciudad, solía presidir misas de diario y también en domingos. Amante del sacramento de la confesión, destacó por su cercanía hacía personas que se acercaban a este sacramento. Entre los fieles de esta céntrica parroquia ubicada frente a El Corte Inglés le recuerdan todos los días sentado en el confesionario antes de cada misa.

También destacaba por su brillante oratoria, predicando todas las homilías sin ayuda de apuntes o textos, pues dedicaba un tiempo todos los días para preparar la predicación diaria y dominical con cuidado y detalle. En Vitoria coordinó durante varios años la Legión de María, asociación de laicos y laicas fundada en 1921 en Dublín y hoy considerada la organización de laicos más grande de la Iglesia con más de 10 millones de miembros en todo el mundo.

En la parroquia lideraba el grupo de Biblia encargado de leer y analizar semanalmente los textos sagrados desde el Antiguo Testamento hasta el Nuevo. Como colaborador de los Desamparados, solía llevar la comunión a los enfermos que no podían salir de casa, pasando además con ellos tiempo de escucha y conversación. El actual párroco de esta iglesia, José Ángel Riofrancos, le recuerda como un “fiel colaborador de la parroquia, puntual todos los días para la celebración de la Eucaristía y dispuesto siempre para otras tareas importantes para la comunidad”.

Sus restos descansarán en el cementerio de Santa Isabel de la capital alavesa y su funeral lo presidirá el Obispo de Vitoria, Mons. Juan Carlos Elizalde, este lunes 11 de noviembre a las 18:30h en la parroquia donde pasó las tres últimas décadas.

 

© 2024 Diócesis de Vitoria / Gasteizko Elizbarrutia