Encarnación (Mt 2, 1-2)
Y la Palabra se hizo carne;
lagrima rodada y dolorida,
gota de fuego manando de una herida.
Existe en un silencio envolvente de carencias
y en un ropaje de caricias.
Es carne el verbo
como la carne del otro
o como el verbo que hacia el otro se encamina.
Duerme el niño,
a veces llora y grita
y mama suavemente la existencia
que él transformará en carne viva
y en llamada de amor certeramente dirigida.