Encuentro diocesano en Orduña
Este sábado 1 de junio, más de 250 personas se reunieron en Orduña para celebrar el Encuentro Diocesano de Fin de curso organizado por la Diócesis de Vitoria. La jornada festiva comenzó temprano con la salida de los autobuses desde distintos puntos del territorio alavés. Cuatro fueron los autocares que se congregaron en la Ermita de la Antigua en la que, Emilio Pérez, en representación de las parroquias de Orduña daba la bienvenida y presentaba el día a los asistentes.
Fue una mañana soleada que dio pie a que distintos grupos recorrieran los pueblos aledaños a Orduña, mientras otros tantos se quedaban en el pueblo encabezados por guías voluntarios que hicieron una labor turística digna de profesionales. Las localidades escogidas para dar una vuelta y conocer su riqueza artística fueron Delika, Lendoño y Tertanga. Allí los visitantes recibieron, además de una esmerada explicación del lugar, un picoteo, cortesía de los anfitriones, a base productos típicos como queso, chorizo y txakolí de la zona.
Pasado el mediodía todos se volvieron a juntar para la celebración de la Eucaristía en la parroquia de Santa María de Orduña. La misa fue presidida por el sr. obispo D. Juan Carlos Elizalde que estuvo acompañado por más de quince sacerdotes y unos cuantos seminaristas que también acudieron a pasar el día. Amenizó la celebración el coro parroquial de la iglesia que aportó un toque de alegría a los allí congregados.
También se tuvo la oportunidad de asistir a la presentación de la exposición “100 años de compromiso misionero” organizado por la Delegación Diocesana de Misiones, que quedó temporalmente expuesta en las naves de la Iglesia.
La comida se organizó en el colegio de los hermanos Josefinos que en todo momento estuvieron atentos a las necesidades de los comensales. Las mesas se llenaron de conversaciones y risas. La sobremesa dio pie a disfrutar, en buena compañía, de un café de media tarde antes de volver a montar en los autobuses. El espíritu festivo congregó a muchos feligreses y feligresas que regresaron a sus casas con un sentimiento de agradecimiento y felicidad por haber pasado un día tan especial en comunión fraterna.
