Evangelio del día: «¿A quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna». Jn6,60-69

Entrevista a Juan Carlos del Riva, director de la revista Pastoral Juvenil

Juan Carlos de la Riva, escolapio y  director de la Revista Pastoral Juvenil , participa este mes  ( viernes 31 de mayo a las 20.00 h. en el Convento de las Dominicas de la C/ Pintorería) en el encuentro CON-Bocados con el Obispo, que todos los meses organiza la Delegación de Pastoral con Jóvenes. Su intervención pretende ayudarnos a comprender los aspectos más importantes de la exhortación apostólica “Christus Vivit” “Cristo Vive”, publicada el pasado 2 de abril por el Papa Francisco. Esta exhortación viene a plasmar los puntos más importantes del Sínodo de los obispos: “Los Jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional” que se celebró en Roma el pasado mes de octubre

Uno de los aspectos claves del trabajo de la delegación de pastoral con jóvenes de nuestra diócesis es el aspecto vocacional,  ¿ cómo se refleja este aspecto fundamental en la exhortación Christus Vivit?
Es un aspecto central en la exhortación, como lo fue de todo el proceso sinodal. El tema del discernimiento es un tema reiterado en Francisco, como hemos visto en anteriores exhortaciones (EG, LS, AL…) pero el discernimiento en clave de juventud no puede obviar el gran discernimiento de la orientación de la vida, y la propuesta para que sea decidida en clave de respuesta al amor que nos llama.
La exhortación entiende la vocación en clave de libertad. “Ustedes no tienen precio: deben repetirlo siempre: no estoy en una subasta, no tengo precio. ¡Soy libre, soy libre! Enamórense de esta libertad, que es la que ofrece Jesús”.
La comunidad cristiana debe ser un ecosistema rico y fructífero donde todas las vocaciones se necesiten e influyan mutuamente. Si no sabemos nombrarlas todas y preparar itinerarios para todas, no construiremos nunca verdadera comunidad cristiana. Habrá sacerdotes si la celebración de la eucaristía es la fiesta que tiene que ser, y la comunidad está “animada”; habrá gente que levante el dedo si le ofrecemos ministerios laicales coherentes, acompañados, reconocidos, aprovechados, corresponsables en la comunidad; habrá misioneros/as si la comunidad está siempre misionando, también aquí, habrá creadores de nuevos proyectos entre los pobres si la comunidad está cerca de ellos; etc.
Creo que hay que comenzar por no preferir y priorizar la pastoral vocacional específica al sacerdocio y la vida religiosa, y reconocer con sinceridad y humildad que el resto de las vocaciones son tan santas y necesarias como estas y hay que buscarlas.
Segundo, acompañar más con grupos de calidad y con encuentros más personales: la vida debe ser nombrada, sanada en sus heridas y alentada en sus búsquedas. Los animadores de pastoral tenemos que calibrar nuestra ocupación y superabundancia de reuniones y actividades y priorizar estos espacios de calidez humana y evangélica donde se dé el encuentro, la pregunta y la propuesta.
Por último, gastar energías en convocar. Recordemos que Jesús no invitaba (un cartel en la puerta, una buena página web, un toque de campana…) sino que llamaba, personalizada y nominalmente, con urgencia de Reino, con discreción de amigo, con conocimiento y respeto del tesoro encontrado en el otro, con paño de lágrimas, con una invitación a la vida compartida y celebrada en círculos de 50 donde sobraban los panes y los peces.

Además de estos, ¿cuáles son para ti otros puntos importantes de esta exhortación,  no ya del documento en sí, sino también de las características de todo el proceso sinodal, los previos, la asamblea, el después… ?
En cuanto al contenido de la exhortación, me parece muy novedosa la propuesta de una pastoral juvenil popular, que se arriesgue a habitar espacios inclusivos donde no haya que tenerlo todo claro para estar, sino que entre en verdadero diálogo con los jóvenes, con todos los jóvenes. La única condición que se pide es tener una actitud abierta. “Ni siquiera hace falta que alguien asuma completamente todas las enseñanzas de la Iglesia para que pueda participar de algunos de nuestros espacios para jóvenes. Basta una actitud abierta para todos los que tengan el deseo y la disposición de dejarse encontrar por la verdad revelada por Dios. Que abra puertas y ofrezca espacio a todos y a cada uno con sus dudas, sus traumas, sus problemas y su búsqueda de identidad, sus errores, su historia, sus experiencias del pecado y todas sus dificultades.”

En la preparación del Sínodo se buscó la participación de jóvenes del entorno eclesial y de jóvenes de otros entornos que también tenían algo que decir, ¿se refleja también esa aportación en la exhortación?
Pocas instituciones han tenido una entrada de información tan potente como la que tuvo este sínodo, con la participación de tantos jóvenes y adultos de tantas partes del mundo, mediante las encuestas y también mediante intervenciones directas en redes sociales, encuentros presinodales locales y encuentro presinodal en Roma, además de la participación directa en el sínodo. El análisis de la realidad recogido en el Instrumentum laboris es realmente bueno, profundo y completo, testimonio directo de la cercanía importante que la Iglesia sigue teniendo con los y las jóvenes en todo el mundo.
Incluso también en nuestro contexto secularizado y no pocas veces combativo de la fe, la iglesia tiene una presencia muy fuerte entre los jóvenes, los acompaña en instituciones educativas, movimientos juveniles, parroquias… El reto está en que ese acompañamiento sea de escucha y también de empoderamiento de los propios jóvenes. El sínodo entero ha sido un ejercicio de sinodalidad con los jóvenes. La iglesia española ha desarrollado iniciativas de encuentro con todo tipo de jóvenes, como los espacios abiertos de Iglesia en Diálogo en muchas ciudades de España, o el Seminario con jóvenes de Valladolid, iniciativas que fueron alabadas por el propio Vaticano.
A finales de junio, la Delegación de Juventud de la CEE volverá a convocar a otros 40 jóvenes nuevamente en Valladolid, para que ayuden a un buen discernimiento de las líneas básicas de la pastoral juvenil en España, en un esfuerzo sincero de escucha de su voz y su propuesta, de su sensibilidad e imaginación.

¿Pueden ser dinámicas de encuentros como “¿Con-¿Bocados”, un elemento válido a mantener y potenciar para permanecer en esa escucha continua?
Que nuestro obispo, como lo hacen otros muchos, quiera hablar con los jóvenes, es muy importante y hay que agradecerlo mucho. El reto está en que no se convierta en un espacio “para que nos escuchen” sino lo contrario, “para que los escuchemos”, y más aún, les hagamos caso.
Pienso también que hay que cuidar los formatos y modalidades de estos encuentros para que puedan ser suficientemente inclusivos del joven “no evangelizado” o “no incorporado” a la comunidad cristiana. La iglesia debe seguir caminando hacia esos atrios de gentiles donde los jóvenes están sin atarse a pertenencias y militancias, donde los jóvenes buscan su identidad con retazos de identidades de otros, donde hay más miedo a las respuestas que a las preguntas. Hay que buscar nuevas fórmulas de encuentro. La escuela es uno de esos lugares, pero también el espacio digital, que tiene más de lugar de vida que de lugar de paso.

Hace tiempo en una entrevista tuya leí algo como que antes levantabas la bandera de Jesús y ya te seguía una masa, pero que hoy es una tarea de persona apersona, de tiempo, de acompañamiento… En un mundo como este: de las prisas, de cada vez menos contacto cara a cara y más a través de las pantallas… ¿ cómo podemos ir llegando a todo, especialmente a los jóvenes, que se comunican así?
Permitidme remedar algunas frases de Joan Doménech Franchesc en su libro “Elogio de la educación lenta”, que recomiendo vivamente. Cambiando educación por evangelización, algunos de los principios que él plantea quedarían así:
- » La evangelización es una actividad lenta.
- » En evangelización, menos es más.
- » La evangelización es un proceso cualitativo.
- » Cada joven –y cada persona- necesita un tiempo específico para aprender.
- » Cada aprendizaje tiene que realizarse en el momento oportuno.
- » La evangelización necesita tiempo sin tiempo.
En definitiva, no creamos en una evangelización de golpes de efecto, de deslumbramientos y malabares. Hay que pasar noches pescando junto al otro, para descubrir juntos el gran banco de peces.
Vivimos en un tiempo muy rápido, y nos hemos hecho rápidos. Todo lo queremos para ya. Las pantallas y nuestro nuevo mundo de internet nos están continuamente provocando en esta dirección de conseguir todo al alcance de un solo clic. Grave riesgo de pensar que todo en la vida se gestiona de la misma manera que lo hace un procesador de silicio.
Hay que sentarse a la mesa de los pecadores como lo que somos, uno más, y dialogar y compartir sin reloj. Hay que escrutar el momento oportuno (“salirle al joven a la encrucijada” decía mucho el que salió a la mía) y percibir cómo cada palabra resuena en ese diferente joven que te ha perdido el miedo porque hueles a verdad. Hay que seguir aportando cualidad, y no cantidad, pues una sola palabra, o mejor el silencio que le antecede y le precede, valen más que mucho texto.
Por eso, porque creemos en la evangelización “a fuego lento”, apostamos por acompañar procesos. Y por hacerlo con todas las herramientas a nuestro alcance. Algunas de estas mediaciones nos vienen acompañando desde hace tiempo, muchísimo (el grupo, el tomar una caña lenta, la pascua, el voluntariado iluminado...) Otras son más nuevas y requieren un cierto aprendizaje técnico (los encuentros más virtuales, el acompañamiento de la vida, etc...) Pero en cualquier caso, la clave común es la de “estar junto a”, a la escucha, con la actitud de acogida, con la palabra que acaricia pero también pellizca, con el gesto que acepta incondicionalmente, pero espera también incondicionalmente.

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