¡¡ Es el Señor !! — 3ª Semana de Pascua
En esta tercera semana de Pascua, se proclama el Evangelio Jn 21,1,19: ¡¡Es el Señor!!
Jesús Resucitado nos espera en la orilla del camino
Muchas veces, demasiadas, la rutina es la que nos hace olvidar situaciones y problemas. Hacemos lo que hemos hecho siempre, mecánicamente, sin pensar…; también en nuestra tarea pastoral. Actuar sin otro objetivo que repetir lo que hemos hecho muchas veces. Así les pasó a los discípulos después de la experiencia traumática de la muerte de Jesús. Pescar rutinariamente como muchas de nuestras actuaciones…
Pero alguien o algo nos invita a romper con la rutina. Puede ser una noticia, un hecho extraordinario. También puede que lo produzca, como en el caso de los discípulos, un extraño, una persona que se cruza en nuestro camino. El “extraño” no es otro que el Señor. Está en la orilla de los caminos, como hoy. Está en aquellas personas que parece que no cuentan para la sociedad.
Tenemos que tener el corazón preparado para descubrirle y celebrar con Él. Los discípulos lo descubren, produciéndose un encuentro personal y misional. Encuentro pascual de quien tiene el corazón dispuesto a descubrir al
Señor, y del que acepta ese encuentro con alegría porque se convierte, ahora también, en pescador, en testigo de la resurrección de Jesús, y puede decir: ¡Es el Señor!
Información
Puedes encontrar el díptico completo en el sitio del Plan de Evangelización salimosalencuentro.org
Arriskatzen denari Jaunak ez dio hutsik egiten; eta norbaitek Jesusenganako pauso txiki bat ematen
duenean jabetzen da Bera ordurako zain zegoela, besoak zabalik.Papa Francisco,
Evangelii Gaudium, 3 zb
Es necesario apostar por mejorar las condiciones de las empleadas del hogar, valorar el trabajo del hogar y de cuidados, siendo conscientes que implica dos niveles: la equiparación de derechos y condiciones laborales a las de cualquier persona trabajadora; y un cambio en la valoración social del empleo del hogar y de las actitudes que se tiene para con esta función.
SJM, Visibilizar lo invisible.
Mujeres migradas y empleo del hogar, pág. 34