Evangelio del día: «Quien me ha visto a mí, ha visto al Padre». Jn14,7-14

'Esperanza para los encarcelados', el Jubileo desde la cárcel

Durante todo 2025, celebramos el Jubileo de la Esperanza en toda la Diócesis, unida a la Iglesia en comunión con Pedro. Muchas delegaciones diocesanas, parroquias, comunidades y asociaciones siguen elaborando una agenda especial por este Año Santo. En este caso, la Pastoral Penitenciaria de la Diócesis de Vitoria ha escrito este documento para acercar a toda la sociedad la realidad de la cárcel y, en cierta medida, sensibilizar sobre cómo se vive el Jubileo tras las rejas y reclamar un futuro más esperanzador.

Esperanza para los encarcelados

El jubileo que el Papa Francisco ha convocado para todo el año 2025 bajo el lema 'La esperanza no defrauda', invita a todo el mundo a impregnarse del valor que encierra la palabra esperanza, y a trazar caminos de esperanza para todos los ámbitos de la vida personal, familiar, social y eclesial. El Papa no lo hace con ingenuidad, conoce la desesperanza en el mundo actual, pero también la necesidad de vencerla, especialmente para quienes se hallan sometidos a experiencias límite de vivir sin perspectivas de futuro. Por eso hace un llamamiento a abrir puertas de esperanza a aquellos a los que se les han cerrado todas –para que puedan ser y sentirse personas realizadas– y muestra especial preocupación por las personas encarceladas.

Desde la Pastoral Penitenciaria de la Diócesis de Vitoria sentimos la tarea de llenar de esperanza ese vacío tan destructor, a todos los niveles, que sufren nuestros hermanos los presos. Por eso, los voluntarios que nos relacionamos con ellos tenemos la oportunidad de alentar iniciativas para trazar caminos de esperanza animando y estimulando en la reconstrucción de su vida ética, moral y de fe, así como en la reafirmación de su vida familiar y social hacia la libertad verdadera.

El Papa hace mención a las palabras de Jesús al iniciar su magisterio, citando al profeta Isaías, que proclama el perdón de todas las deudas para convocar clemencia y liberación en el año de gracia del Señor. Francisco recuerda a las personas presas “que, privados de la libertad, experimentan cada día —además de la dureza de la reclusión— el vacío afectivo, las restricciones impuestas y en bastantes casos, la falta de respeto”. Añade: “Propongo a los gobiernos del mundo que en el Año del Jubileo se asuman iniciativas que devuelvan la esperanza; formas de amnistía o de condonación de la pena orientadas a ayudar a las personas para que recuperen la confianza en sí mismas y en la sociedad; itinerarios de reinserción en la comunidad a los que corresponda un compromiso concreto en la observancia de las leyes”.

Los voluntarios de Pastoral Penitenciaria nos hacemos intérpretes de tales peticiones para reclamar condiciones dignas para las personas presas, respeto de los derechos humanos y sobre todo la abolición de la pena de muerte, allí donde exista. Y también, por ello, pedimos a los responsables de las Instituciones Penitenciarias que se vayan abriendo más puertas para la reinserción de las personas presas, con mayor dotación de profesionales y medios para llevar a cabo programas educativos, culturales, terapéuticos, formación profesional, atención especial a los enfermos mentales, etc.

En muchos casos son muy necesarias formas alternativas de cumplimiento de las penas que favorezcan la disminución de la permanencia en prisión o su sustitución (TBCs – Trabajos en Beneficio de la Comunidad-), así como la concesión de Permisos y Terceros Grados, para una mejor integración laboral y social. Solicitamos la generalización de la
Justicia Restaurativa frente a la Justicia Vindicativa. Que no busquemos el castigo por el castigo y trabajemos por la mediación, la restauración y la reconciliación de la víctima y el victimario.

El Papa lo concretó en la visita a la prisión de San Joaquín en Santiago de Chile el 18 de enero de 2018: “Una condena sin futuro no es una condena humana: es una tortura. Toda pena tiene que tener horizonte de reinsertarse de nuevo. Exíjanlo a ustedes y a la sociedad”. El pasado 26 de diciembre el Papa ofreció a las personas presas un signo concreto de cercanía en este Jubileo abriendo una Puerta Santa en la cárcel de Rebbibia, en Roma, a fin de que fuera para todas esas personas un símbolo que invitaba a mirar al futuro con esperanza y con un renovado compromiso de vida.

Llamamos a la conciencia de la sociedad, y especialmente de los cristianos, para conseguir que todos abramos nuestros corazones y podamos acompañar a nuestros hermanos privados de libertad en su proceso de vivir su presente y de mirar su futuro con esperanza, siempre abrazados a la esperanza que nunca defrauda sabiendo que en esa lucha hay muchos pies que acompañan, muchas manos que abrazan y muchos corazones que aman.

Pastoral Penitenciaria de la Diócesis de Vitoria

En Vitoria, a 8 de marzo de 2025, primer sábado de Cuaresma

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