Estar en camino: no hay que entenderlo, hay que vivirlo
Hemos caminado con ilusión hacia una meta, Tierra Santa, superando, con mucho, todas las expectativas. Ha inundado nuestros corazones de verdadera fraternidad, como una gran familia, descubriendo el misterio de Dios desde la experiencia Vivida. Cada día ha sido un regalo caminando juntos en hermandad.
Toda persona, independientemente de su ideología o religión, debiera pasar por Tierra Santa, lugar de encuentro de todas las generaciones entre sí, donde se experimenta el magnetismo, siendo una fuente inagotable que se disfruta desde la vivencia, descubriendo el misterio que te atrapa, abriendo una ventana donde entra el aire renovado con una certeza profunda de que el misterio divino se expresa en lenguaje humano, pero no lo agota. ¡Un antes y un después de la peregrinación! “id a” ya no se trata de una vida pasiva sino activa…
Experiencia única en todos los sentidos. Hay que vivirlo para experimentarlo.