Evangelio del día: «Ascendió al cielo y se sentó a la derecha de Dios». Mc16,15-20

Evangelio comentado 15 mayo

Lee la Palabra de Dios y tómate un tiempo para meditarla. ¡Feliz lectura!

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Juan 15, 12-17

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Este es mí mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado.
Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos.
Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando.
Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer.
No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca.
De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé. Esto os mando: que os améis unos a otros».

Comentario por Nunilo Ceballos, sacerdote

Celebrando la maravillosa fiesta de la Pascua, escuchamos este trozo del evangelio de san Juan. El contexto es clave: el Discurso de Despedida de Jesús. Un ambiente “vivencial”, donde hay que “ir a lo esencial”. No es momento de divagar, no hay tiempo para detalles de casuística. Lo esencial, ayer, hoy y siempre para el cristiano: el amor- ágape-entrega. Es mucho más que un sentimiento espontáneo. Es una opción, con implicación “hasta que duela”, como ha dicho una gran santa de nuestro tiempo..., hasta dar la vida por los amigos (Jn 15-13)

Podemos enlazar todo esto con la figura de San Isidro, cuya fiesta celebran hoy nuestros labradores. Destacamos su condición de cristiano laico. Fraguó su santidad allí donde transcurre, habitualmente, la vida de un cristiano laico: la familia y el trabajo. Y, algo muy importante: supo integrar de maravilla el trabajo, la oración de contemplación y de alabanza a Dios desde el entorno natural y el amor solidario hacia los pobres... Un santo de mucha actualidad ahora que nos vamos dando cuenta del quejido de la madre tierra.

En él hubo mucho amor-ágape-entrega, sazonado todo de la fórmula de la oración
constante, como se repite una y otra vez en la obra “El Peregrino Ruso”. San Isidro nos dice que se puede ser buen agricultor hoy, y que se puede descubrir al Creador en el trabajo labrador..., y alabarlo y darle gracias, y pensar en los demás..., como lo hacía él. Afortunadamente recurrimos a los santos, pero, muchas veces, nos centramos demasiado en “mis intereses”, “mis cosechas”, “mis terrenos” ..., sin darnos cuenta de que “mis cosechas”, “mis bienes”, “mis terrenos” también tienen que ver con mis hermanos, mis vecinos, mis prójimos cercanos y lejanos, también con los pobres, los inmigrantes, los marginados.

San Isidro nos dice, también, que se puede y se debe ser buen laico y labrador cristiano sin taparse los ojos, por ejemplo, ante la injusticia de ciertos intermediarios de trabajadores que actúan a modo de mafiosos, a los que, a veces se recurre, buscando peones para podar o “espergurar”, o “desnietar”, o vendimiar, o cualquier otro trabajo agrícola, aun sabiendo que algunos peones no van a cobrar, o cobrarán una miseria después de sudar, malcomer y malvivir como esclavos. El agricultor tiene la obligación moral de hacer que su dinero llegue al que lo ha trabajado y que no se lo quede el intermediario. Es el compromiso del amor-ágape-entrega, dinamizado desde la oración y la alabanza al Dios Creador y padre de todos.

Que todos, laicos/as, consagrados/as, nos ciñamos -como San Isidro labrador- al mandato del amor entregado, que es abrirse al futuro, porque es la mejor brújula en el camino de Jesús, camino de santidad.

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