Homilía del Obispo de Vitoria en la Misa Crismal
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La Catedral María Inmaculada ha acogido hoy, día de Miércoles Santo, la Misa Crismal, eucaristía que se celebra en la Semana Santa en la que los sacerdotes que componen el presbiterio diocesano renuevan sus promesas junto al Obispo, que preside la celebración. En la homilía, Monseñor Juan Carlos Elizalde ha destacado entre otros asuntos, la etapa histórica que estamos viviendo:
“la diócesis desde el Secretariado Social está impulsando y dando forma al nuevo proyecto "Paz y Reconciliación". En el nuevo escenario la Iglesia quiere seguir ayudando al proceso de paz y yo me alegro y por eso apoyo todas las mediaciones eclesiales e iniciativas compatibles. Nos espera un largo camino en el que no podemos ni desanimarnos ni restarnos sino sumarnos”.
Además, el obispo ha propuesto varias direcciones en las que “despertar energías latentes en nuestra diócesis”. Por una parte, ha hablado del proceso de elaboración de un nuevo Plan Diocesano de Evangelización. Proceso que ya se ha puesto en marcha y en el que se están recogiendo aportaciones tanto individuales, como de grupos o parroquias a través de diocesisvitoria.org/pde .
“El primer objetivo del próximo Consejo Pastoral Diocesano será la elaboración del Plan Pastoral. Lo queremos hacer entre todos; participa ya con tus aportaciones. Continuar el proceso de salir de una Iglesia de mantenimiento a una Iglesia evangelizadora fue el objetivo de los planes anteriores. En esta misma línea tenemos que dar nuevos pasos” – ha explicado.
Otra de las líneas expuestas por el Obispo ha sido el trabajo por todas las vocaciones. En este sentido ha informado de la próxima puesta en marcha de un Equipo de Pastoral Vocacional, abierto a las incorporaciones de aquellas personas que se sientan llamadas a desarrollar esta tarea:
“no nos podemos conformar con nuestra terrible situación vocacional. No pienso ahorrar adjetivos porque sería un cobarde. Un presbiterio que no reaccionara ante nuestra situación vocacional estaría muerto. Y en cambio podemos afirmar que como presbiterio tenemos capacidad para contagiar atractivo por nuestra vocación porque cada uno está convencido de ella y en ella persevera. Cada uno sabrá lo que pueda hacer pero yo os propongo una labor esperanzada, humilde y serena con jóvenes vocacionales de nuestras comunidades”.
Además, Monseñor Elizalde ha hecho referencia al papel del laicado.
“El lugar de actuación del bautizado maduro es la familia, la empresa, la política, la educación, los sindicatos, los medios de comunicación, la acción social y la vida cultural. Si los laicos más comprometidos sólo están implicados en la liturgia, en las celebraciones y en las catequesis, podemos estar clericalizándolos” ha afirmado. Ha añadido que la formación teológica es imprescindible y en este sentido se ha referido a la Facultad de Teología de Vitoria como medio privilegiado para contribuir a esta formación: “se está esforzando por ofrecer formatos realistas adaptados a la vida laical en comunicación con parroquias, unidades pastorales, arciprestazgos, delegaciones y servicios diocesanos”.
Monseñor Elizalde ha aprovechado también distintos momentos de la Homilía para incidir en el amor a la Iglesia como nota distintiva del laicado maduro y como signo de la alegría del Evangelio.