En la tradición de la Iglesia, el Año Santo o Jubilar es una llamada que el Espíritu Santo nos hace para que caminemos con mayor fidelidad en el Seguimiento de Cristo, escuchemos con más intensidad la Palabra de Dios y purifiquemos nuestro corazón de todo pecado.
Es, también y en consecuencia, la ocasión propicia para ejercer la fraternidad, avivar la esperanza, trabajar por la justicia y empeñarse con intensidad en servir con alegría a Dios y a los hermanos.
El Año Jubilar Mariano con motivo del 50 aniversario de la Consagración de la Catedral de María Inmaculada, Madre de la Iglesia busca, ante todo, lograr frutos espirituales, pastorales y vocacionales. Ayudarnos a crecer, no sólo en la devoción y el amor a la Virgen, sino también en nuestra vida cristiana.