Evangelio del día: «Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo». Jn6,44-51

Laicas/os en esta Iglesia

El pasado sábado, laicos y laicas de la diócesis de Vitoria celebraron su encuentro general anual. El objetivo del encuentro, que se celebra todos los años., es reflexionar y profundizar en temas comunes. En esta ocasión, el tema que se decidió tratar fue fruto del Foro del laicado celebrado en el mes de noviembre. Allí se recogieron ideas e intuiciones para seguir avanzando, pero también, y sobre todo, preguntas y cuestionamientos sobre qué tipo de laicado queremos ser, en qué tipo de comunidades, cómo caminamos en ellas, qué aportamos o podríamos aportar… todo ello enmarcado en el contexto que vivimos actualmente como Iglesia y como sociedad. Para ello el encuentro se convocó bajo una gran pregunta “¿Qué hace un laico/a como tú en una Iglesia como esta?”

Precisamente este pregunta es el título de un libro cuyo autor, el sacerdote Pedro Escartín, es delegado de apostolado seglar de la diócesis de Barbastro-Monzón. Él fue quien nos acompañó durante la jornada y, a través de su ponencia, nos propuso cuatro retos para caminar, hoy, en esta Iglesia. El encuentro terminó con un trabajo en grupos para profundizar en estos retos, seguido de un gesto final.

Materiales

El reto de la paciencia

Nos recordó que el crecimiento del cristianismo primitivo no fue fruto de una estrategia misionera, sino del fermento paciente de unos hombres y mujeres cuya vida, cuyos hábitos de conducta, resultaban sorprendentes para sus contemporáneos, gentes que estaban insatisfechas con sus propios hábitos culturales y religiosos.  Constatamos que en un clima hostil –más que el nuestro– los cristianos fueron capaces de suscitar sorpresa por su modo de vivir –una espiritualidad impregnada por el Espíritu de Jesús—, caímos en la cuenta de que ese fue un esfuerzo de largos años –hasta tres siglos– y que durante tanto tiempo fueron pacientes. Si estamos convencidos de que nuestra propuesta es valiosa, porque se corresponde con la novedad del reinado de Dios, no nos afectará tanto el afecto o el menosprecio; confiaremos en el Padre que hace salir el sol sobre buenos y malos pues para Él sí somos significativos.

El reto del vaivén entre la proximidad y el distanciamiento

En nuestro modo de estar en el mundo no podemos guiarnos únicamente por el deseo de ser en todo como todos; no podemos hacernos la ilusión de ser acogidos como unos colegas más; tampoco podemos aceptar los criterios y comportamientos dominantes en asuntos tan concretos como el consumismo o el miedo al migrante. No podemos ignorar que quien hace una opción radical por los valores del Reino será y aparecerá distinto de quienes no han hecho tal opción. El cristiano no ha sido llamado para condenar al mundo, sino para salvarlo, y eso requiere cercanía e inserción, pero sin identificarse con el espíritu del mundo y este discernimiento es una tarea difícil. Como laicado nos recomendó releer las palabras de la Carta a Diogneto: “Lo que es el alma al cuerpo, eso son los cristianos en el mundo. Tal es el puesto que Dios le señaló y no les es lícito desertar de él”. Esto lo subrayó como una lectura creyente de nuestra propia historia en el momento actual.

El reto de la sinodalidad

La sinodalidad es tarea propia, tanto del ministerio pastoral como del laicado, tratando de ver con claridad cuál es la aportación y responsabilidad de cada uno en el proceso sinodal. El esfuerzo por aproximar posiciones y por asumir los matices de las aportaciones diversas aboca a buscar el consenso como expresión primera y necesaria de la corresponsabilidad y de la comunión eclesial.

El reto de la confianza en el Espíritu

Frente a la preocupación que existe por el futuro de nuestra Iglesia, este reto no impide que busquemos, tanteemos, propongamos ideas para la dinamización y para el futuro, más aún… tenemos la obligación de hacerlo.

Lo que nos pide este reto “es en primer lugar, serenidad, porque con un ánimo confiado será más fácil percibir que Jesús ha estado con su Iglesia en los momentos más penosos de su historia y seguirá con ella hasta el final de los tiempos”.

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