Domingo XXXII Tiempo Ordinario (A)
La lámpara, con la insistencia en “propia”, sugiere la vida de cada uno, el proyecto personal de vida, y el aceite, necesario para que la lámpara sea tal, serían las opciones y compromisos que alimentan y conforman dicha vida. ¿Somos “dueños” de nuestra propia vida?, ¿quién manda en ella?, ¿en dónde, cómo, con qué la alimentamos, la construimos?, ¿qué “aceite” hace brillar la “lámpara” de nuestra vida?