Evangelio del día: «Los amó hasta el extremo». Jn13,1-15

Mirad los signos de los tiempos — Mesa redonda

El pasado viernes, en vísperas de la celebración de Pentecostés, Día de la Acción Católica y el Apostolado Seglar, el servicio Diocesano del Laicado convocó su encuentro anual, con el título «Mirad los signos de los tiempos». Alrededor de 60 personas se reunieron el Aula san Pablo (c/ Vicente Goicoechea 5) para reflexionar sobre los signos de los tiempos, en torno a una mesa de testimonios de hombres y mujeres, laicos y laicas de nuestra diócesis, que aportaron su visión sobre lo que podríamos definir como signos de los tiempos. En la segunda parte del encuentro se presentó el Congreso del Laicado «Pueblo de Dios en Salida» que se celebrará en febrero de 2020 en Madrid y para el que se abre la fase de aportaciones de las diócesis a través de un cuestionario que se entregó a los asistentes.

Los signos de los tiempos son procesos, fenómenos de la vida colectiva que impactan , que interpelan a la libertad humana hacia formas de existencia más justas y más dignas. Son acontecimientos significativos, marcan la historia por su generalización y frecuencia, desencadenan una toma de conciencia,  indican que en cada uno de los seres humanos existen gérmenes de vida que mueven hacia el cambio positivo y hacia un fin común.

Para los cristianos y cristianas leer los signos es profundizar la relación entre el anuncio del Evangelio y la condición histórica de los destinatarios del anuncio. Dios se expresa a través de los acontecimientos y los convierte en signos. Descubrir estos signos de Dios en los acontecimientos es el discernimiento. Necesitan un sujeto creyente que los interprete. Y esta interpretación  ayuda a descifrar una nueva comprensión del ser cristiano: ¿cómo ha de ser en este momento la presencia del cristianismo? ¿cómo renovamos nuestro testimonio y nuestro compromiso en los retos actuales?

Marijose Rodríguez, delegada del Servicio Diocesano del Laicado acogió a los asistentes, trasladó el saludo del Obispo D. Juan Carlos Elizalde y el Vicario General, Carlos García Llata y agradeció la disponibilidad de Elena Arce (Hoac), Maxi Gutiérrez (Acción Católica General), Pilar Chasco (anterior delegada del Servicio del Laicado) y José Ignacio Eguizábal (comunidades CVX y director de Egibide), para participar en el panel de testimonios.

La pregunta que se les planteó fue: ¿Cuáles son —a tu juicio— los fenómenos o acontecimientos significativos de nuestro tiempo que hemos de tener especialmente presentes, que no podemos ignorar, al anunciar el Evangelio en nuestro tiempo? y ¿por qué?

Elena Arce, de HOAC abordó la cuestión fundamentalmente centrada en el mundo laboral, pues es donde le impulsó el Espíritu: «a estar con mis hermanas/os trabajadores que en este momento sufren precariedad, desigualdad, paro y descarte»— explicó. «El Evangelio y la riqueza de la Doctrina Social de la Iglesia, desde la Rerum Novarum a la Laudato Si, reafirman la centralidad de la persona humana y el derecho al trabajo decente con el reconocimiento, la promoción y la defensa trabajo digno». Destacó también la preocupación del Papa Francisco  por esta cuestión y sus constantes encuentros con agentes. «También, en nuestra sociedad, se promueve esta preocupación desde la OIT, los sindicatos y organizaciones sociales con la esperanza que se vaya construyendo una sociedad más igualitaria y justa. Los y las pensionistas estamos manteniendo movilizaciones en este sentido por unas pensiones públicas dignas, y la recuperación de derechos de laborales. Son signo de que el Espíritu sopla promoviendo encuentro, diálogo, compromiso y denuncia de la injusticia», afirmaba Elena.

Maxi Gutiérrez, que además de acompañante de jóvenes en ACG es médico de familia de profesión, apuntó cinco signos de los tiempos. El primero, la sociedad violenta en la que vivimos y la alta tolerancia a la violencia en nuestras relaciones y en lo que ocurre. «Todos estos ámbitos requieren una actuación cristiana por nuestra parte, de pacificación, que se concreta en desaprobarla, en denunciarla y en comprometernos» afirmó.

También explicó, en segundo lugar, cómo percibe que vivimos en una sociedad de personas solas. «La soledad, la falta de apoyos, redes y vínculos es un espacio donde las comunidades cristianas debemos estar. Salir al encuentro para encontrarnos con quienes lo necesitan».

En tercer lugar Maxi destacó el carácter complejo y poliédrico de nuestra sociedad. Sin embargo a veces hacemos análisis simplistas, algo que, en su opinión, se comparte también en el seno de la propia Iglesia «A mí en la práctica diaria me cuesta saber qué es la verdad y qué es la voluntad de Dios… necesito juntarme con otra gente y hacer un análisis profundo de la situación. La Iglesia tiene el deber de ser espacio de diálogo, encuentro, análisis profundo acompañamiento y menos juicios»— explicaba.

Por otra parte quiso destacar dos signos positivos de esperanza: la realidad de las personas que honestamente buscan caminos de realización  y razonaba: «ahí el encuentro con Dios y la Iglesia debe ser un camino razonable para encontrar la felicidad y esto solo podemos hacerlo desde el testimonio explícito, somos responsables de hacer propuestas de fe a quienes están buscando» . Y por otro lado, se reafirmaba en  el hecho de que vivimos en una sociedad de personas buenas y debemos verlo como una oportunidad.

Pilar Chasco, delegada diocesana del laicado entre 2012 y 2018 llamaba la atención sobre dos signos de los tiempos generalizados y que le provocan preocupación. Por una parte el declive de la fraternidad, en una sociedad donde el ser humano  ha dejado de ser el centro , lo que provoca todo tipo de situaciones de injusticia y desigualdades entre los seres humanos. Para ella la clave está en que el Espíritu nos pone en sintonía con nuestro hermano, como la cita del Génesis «¿Qué has hecho con tu hermano?». Por otra parte la realidad eclesial que le preocupa la considera también un signo de los tiempos. Percibe a la Iglesia  alejada de la realidad, como institución poco democrática y con escasa o nula participación femenina a nivel institucional pero al mismo tiempo considera que lo nuevo que surja de esta situación no los construiremos solos, sino que dependerá del Espíritu.

Para finalizar su intervención quiso fijarse en dos signos esperanzadores de una sociedad que mira hacia delante : por un lado la cuestión de la lucha feminista y el movimiento por la igualdad de derechos y oportunidades y por otra parte la cuestión de la ecología y el cuidado de la casa común.

Para finalizar tomó la palabra Nacho Eguizábal, director de Egibide. En primer lugar recordó como la acción de Dios es sostenida a lo largo de toda la historia del mundo y que Jesús es nuestro Maestro para detectar los signos, «fue él quien nos enseñó las claves para mirar la realidad, descubrir la presencia de Dios y unirnos a su trabajo de salvación», explicó. «Dios trabaja a través de la Iglesia y los cristianos y cristianas cuando somos capaces de detectar dónde está y nos unimos a sus esfuerzos. Pero también a través de muchas otras personas— continuó.

En su intervención quiso descubrir cuatro signos de los tiempos: la ecología, la sostenibilidad del planeta; la pobreza y la desigualdad en nuestra sociedad; la globalización que, a pesar de ciertos aspectos destructores, también guarda una semilla de esperanza en su interior de reconocernos ciudadanos de un único planeta con deberes y derechos iguales para todos y la juventud y su demanda de coherencia y horizontalidad. Frente a esto signos apuntaba tres actitudes: humildad,  imitar al Señor en su coherencia y manera de estar en el mundo, e inclusión en nuestro proyecto a todos aquellos que ya trabajan en la sociedad por el proyecto de Dios.

Congreso del Laicado - Pueblo de Dios en salidaFinalizado el panel de experiencias y presentado el Congreso «Pueblo de Dios en Salida» y el cuestionario para el trabajo en las diócesis, que los grupos deberán responder antes del 15 de octubre (descarga para imprimir en cuadernillo o para leer) se rezó una oración y con un picoteo y compartiendo una animada charla, finalizó el encuentro.

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