Evangelio del día: «Dios mandó su Hijo al mundo, para que el mundo se salve por él». Jn3,16-21

Misa Crismal el Miércoles Santo en la Catedral de Santa María

El 16 de abril de 2025 es Miércoles Santo y en este día la Catedral de Santa María –Catedral vieja– acogerá a las 11:00h la Misa Crismal y será presidida por el Obispo de Vitoria. Esta Eucaristía previa a la celebración del Triduo Pascual será concelebrada por todos aquellos presbíteros que acudan.

Mons. Juan Carlos Elizalde bendecirá los santos óleos: el crisma, el óleo de los catecúmenos y el óleo de los enfermos. En esta celebración, los sacerdotes y diáconos expresarán su identidad vocacional renovando sus promesas.

Para esta ocasión, el primer pastor de nuestra Diócesis ha escrito una carta pública invitando a todos los presbíteros y diáconos, religiosos y religiosas, laicos y familias de la Diócesis de Vitoria a participar en esta celebración:

Queridos hermanos y hermanas que peregrináis en la Iglesia de Vitoria:

El 29 de diciembre estrenábamos un Año Jubilar de esperanza, unidos a Pedro –al que seguimos encomendando con cariño en su frágil salud– y con toda la Iglesia. Formamos parte de un pueblo ungido con óleo de alegría. Así lo hemos vivido estos meses al peregrinar a los distintos templos jubilares. Queremos compartir esa alegría con todos nuestros hermanos, más allá de los límites de cada una de nuestras comunidades en nuestra tierra.

Hay mucha gente a nuestro alrededor con deseos de Dios y de plenitud. Con esta misma alegría invito a toda la Diócesis a la Misa Crismal el Miércoles Santo, 16 de abril, a las 11:00h, en la Catedral Santa María. Será la única celebración litúrgica para toda la Diócesis en la Semana Santa. El Obispo presidirá los Oficios Litúrgicos en la Concatedral de María Inmaculada, pero éstos se celebrarán en cada una de las parroquias y comunidades de la Diócesis.

Aunque sea día laborable, invito a todos los miembros de nuestra Iglesia local a esta Misa Crismal del Año Jubilar: presbíteros y diáconos, religiosos y religiosas, laicos y familias. Vivir sinodalmente este momento eclesial también es celebrar juntos los grandes acontecimientos litúrgicos y compartir la misma esperanza que rezuma la unción del Señor. Visibilizar la comunión entre las comunidades, con el Obispo, con el presbiterio, con la vida consagrada y con todos los carismas de la Diócesis, nos hace mucho bien. Nos ayuda vernos y querernos, saludarnos y abrazarnos, distintos y compatibles, necesitados y ayudados a la vez. Eso es la Iglesia y eso la Diócesis.

Los sacerdotes renovaremos nuestras promesas sacerdotales y se renovará nuestra unción sacerdotal a vuestro servicio. Necesitamos vuestras oraciones, afecto y cercanía.

Y eso nos hace crecer y nos alegra. Se consagrarán el santo crisma y los óleos de enfermos y catecúmenos. La igualdad radical del bautismo que nos hermana a todos, madura en distintas vocaciones consagradas, matrimoniales o laicales, en toda su variedad de acentos y carismas. La unción del Señor da vida, crecimiento, alegría, flexibilidad y salud a todo el santo pueblo fiel de Dios. ¿Cómo no alegrarnos al poner rostro a estas realidades?

¡Ojalá nos veamos en la Misa Crismal! Los sacerdotes celebraremos esta fiesta también con una comida fraterna a continuación. Más que envidia os produce alegría porque disfrutáis viéndonos unidos y contentos. Como pueblo de Dios en marcha hemos vivido todo el proceso del Sínodo de la sinodalidad. Ahora queremos abordar su implementación, para que la conversión de las relaciones y de los procesos de decisión se encarnen en nuestra Iglesia local, que es donde la Iglesia Universal se hace concreta.

Caminar con el Obispo, en comunión con Pedro y con todos los obispos, es garantía de fecundidad, también vocacionalmente. Pocas celebraciones visibilizan tan bien esta comunión que no es empobrecimiento, sino riqueza, y esta unidad que no es uniformidad, sino diversidad. La comunión necesita expresarse y cuando ésta se expresa, se renueva la esperanza. Este año participar en la Misa Crismal será peregrinar hacia el primer templo jubilar de la Diócesis y por tanto compartir la alegría y el júbilo de la fe. Lo deseamos.

Quien reciba esta carta que comparta la invitación con su gente porque todos estamos a deseo de cercanía, fraternidad y misión. Y eso sólo se experimenta como parte de un pueblo ungido con óleo de alegría. La unción del Espíritu Santo se quiere derrochar también sobre muchas personas inquietas, cerca de nosotros. Los sacerdotes, procurad estar con bastante tiempo de antelación para poder administrar el sacramento de la reconciliación a los fieles y podernos confesar entre nosotros. Lucrar la indulgencia del Año Jubilar es parte del gozo de esta celebración. No olvidéis el alba y la estola blanca –también expresión de este día de fiesta– y las crismeras, porque somos ungidos para ungir.

Queridos fieles de la Diócesis de Vitoria –sacerdotes y diáconos, consagradas y consagrados, laicos y familias– os espero a todos, para que juntamente conmigo, pobre imagen de Cristo, sacerdote, buen pastor, maestro y siervo de todos, salgamos ungidos con óleo de alegría a la misión que el Señor nos encomienda en esta tierra nuestra tan bendecida por Él.

Agur, besarkada bat! Con mi afecto incondicional, mi bendición.

+Juan Carlos Elizalde
Obispo de Vitoria

En Vitoria-Gasteiz, a 7 de abril de 2025

Aquí puedes ver la carta en PDF

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