El inicio de un nuevo curso pastoral no es tanto una fecha del calendario, cuanto la actualización viva de la llamada que Cristo sigue realizando a los creyentes: “Seréis mis testigos en Jerusalen, en toda Judea y Samaría, y hasta el confín de la tierra” (Act 1, 8).
En el curso que ahora iniciamos, junto a las actividades que emanan de los diversos carismas y dones que el Espíritu distribuye para el bien de la comunidad y su misión evengelizadora (Cf 1Cor 12, 1-11), deseo citar tres temas a los que dedicaremos un especial relieve.