Pobreza energética
Más allá de cómo la definamos, no debemos entender la pobreza energética como una realidad independiente del proceso de pobreza y desigualdad que se está produciendo en nuestro país. Se trata de una mirada desde una perspectiva “energética” a un problema estructural. Las familias que se encuentran bajo el umbral de la pobreza energética, se hace difícil pensar que no se encuentren en un proceso de exclusión.
La reducción de renta obliga a ajustar los gastos y a priorizar unas partidas sobre otras. Se comienza normalmente por reducir los costes variables: ropa, ocio,… Luego se pasa a reducir costes fijos: calefacción, agua caliente, y por último se dejará de usar la cocina. Se comienzan a hacer pagos intermitentes de facturas para poder mantener el servicio. El proceso desemboca en el corte de suministros, y por último, si no se puede pagar la vivienda, en una dinámica de exclusión acelerada: el desahucio y todo lo que lleva aparejada.
Las dos compañías eléctricas que gestionan el 80% del suministro doméstico (Endesa e Iberdrola) realizaron en 2013, 931.263 desconexiones. Es decir, se “cortó la luz “a más de un millón de hogares del estado, que equivale a 3,6 millones de personas.
Son muchos los datos, cifras, causas, estudios… que podemos consultar, pero sin pensarlo demasiado podemos ver con claridad que es una amenaza grave, una negación de la vida digna, y una manera silenciosa y sibilina de dejar en la cuneta a los más vulnerables.
Son muchas las cosas que podemos hacer para que esto no ocurra. Sólo hace falta voluntad política:
- No cortar nunca el suministro energético a los hogares con riesgo de vulnerabilidad.
- Sistema de precios diferenciados en función de la renta.
- Gasto mínimo gratuito para todos y a partir de ahí tarifas en función de consumo
- Replanteamiento del bono social.
- Acabar con la escalada de precios y la oligarquía de las empresas. Potenciar energías renovables, cooperativas de consumo,…
Os invito a consultar www.espacio-publico.com/la-pobreza-energetica-una-amenaza-grave.
La voluntad política debería ser la voluntad del pueblo. Dejemos clara nuestra voluntad y tomémonos en serio nuestra participación política y social. De ello dependen miles de vidas.
Algunos datos
Las causas son: los bajos ingresos y el alto precio de la energía (la factura de la luz subió un 60% desde 2007, mientras que las rentas bajan un 8,5%, según el Instituto Nacional de Estadística), junto a la baja eficiencia energética de la mayoría de las viviendas y sus equipamientos.
Sus consecuencias: graves implicaciones en ámbitos tan importantes como la salud, la calidad de vida o el medio ambiente. Se ha comprobado que habitar de forma continuada en viviendas sometidas a temperaturas inadecuadas tienen un impacto negativo sobre la salud, especialmente en el caso de las personas más vulnerables: niños, mayores y personas con determinadas enfermedades crónicas.
También se ha comprobado su relación directa con el bajo rendimiento escolar. Las criaturas que viven bajo estas condiciones, tienen un rendimiento escolar notablemente más bajo que aquellos que viven en condiciones saludables energéticas.