Antonio Ávila, en su artículo “el acompañamiento en la catequesis de iniciación cristiana” [Catequética, nº 6 (2018), p. 364], dice que las motivaciones y los intereses de las familias que envían a sus hijos a la catequesis son diferentes y variados. Es algo que constatamos a diario en nuestro quehacer catequético, ¿verdad?
Y continúa diciendo:
«La tarea por parte de los catequistas no puede reducirse únicamente a los niños, sino que es imprescindible que se asuma seriamente el acompañamiento de los adultos que los presentan, con el fin de asegurar la continuidad del proceso, y, sobre todo, de generar la ocasión de que los padres puedan abrirse a la experiencia de la fe y andar su propio proceso».
Nuestras comunidades cristianas tratan de responder, de una forma u otra, a esta necesidad de nuestra catequesis, y hacen el esfuerzo de acompañar a las familias en diversas actividades, encuentros, incluso, en ocasiones, personalmente.
Que siempre estemos a la escucha de sus necesidades, cercanos y respetuosos.