El acompañamiento de las familias ha sido tema de nuestra formación, de unos cuantos “un minuto para ti, catequista” y de algunas de las reflexiones tenidas en las visitas a los equipos de catequistas. Ahora llega el momento de que evalúes tu acción con las familias de tus niños y niñas de catequesis.
Fíjate en tu acogida, en esa escucha empática con la que has tratado a cada una de las familias comprendiendo su peculiaridad, tratando de ponerte en su lugar sin juzgar.
Descubre lo positivo, los valores que has observado en las familias de tus niños y niñas de catequesis y da gracias a Dios por cada una de ellas.
Seguro que, más de una vez, tus palabras, tus indicaciones, tus consejos les han sido de ayuda, aunque quizás no te lo hayan dicho. Evoca esos momentos y recuerda en ellos las dificultades que viven esas familias.
Quizás has podido implicar a algunas de las familias en diferentes actividades de catequesis: mamás y papás que ayudan en los grupos de catequesis, algunos que echan una mano en la organización y desarrollo de otras actividades, quienes se implican en la Eucaristía de familias,… Agradece estos regalos y continúa buscando nuevas formas de participación de las familias en la catequesis y en la comunidad cristiana.