Evangelio del día: «Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida». Jn6,52-59

Degradación ambiental y humana, íntimamente unidas: Íñigo Iriarte en la Escuela Social

Con el título Degradación ambiental y humana, íntimamente unidas, Iñigo Iriarte (Misiones Diocesanas Vascas) impartió la segunda ponencia de la Escuela Social del presente curso. Fue el martes día 17 de noviembre. Recogemos algunas de las ideas que se dijeron.

basuraFijándonos en el última Carta encíclica del papa Francisco, Laudato si’, vemos que se apuntan seis graves retos a los que la humanidad debe responder con urgencia si queremos dejar un mundo más habitable a las generaciones futuras:

  • Contaminación y cambio climático
  • La cuestión del agua
  • La pérdida de la biodiversidad
  • El deterioro de la calidad de la vida humana y la degradación social
  • La inequidad planetaria
  • La debilidad de las reacciones y la diversidad de opiniones

Nos centramos en las tres últimas cuestiones apuntadas:

  1. Crecimiento desmedido y desordenado de las grandes ciudades.
    Se ha calculado que en Africa, para el año 2050, la mayor parte de su población vivirá en las ciudades. Sabemos que es difícil la vida en Africa, pues mucho más en sus ciudades. Son ejemplos del actual “caos”: Luanda, Nairobi, Lubumbashi… La vida en los barrios conlleva suciedad, delincuencia, drogas, falta de identidad. La pérdida de valores y de sus costumbres ancestrales (de reunirse la familia) conlleva deshumanización, despersonalización. Hasta las lenguas dominantes trastocan la identidad. La televisión omnipresente muestra modelos inalcanzables: fomento del individualismo, contrario a su cultura…
  2. La inequidad planetaria.
    El deterioro ambiental y social afecta principalmente a los más débiles, los más pobres y desfavorecidos que son la mayoría del planeta. El cambio climático afecta enormemente a Africa y además ellos no pueden hacer nada por detenerlo: calentamiento global, avance del desierto, falta de agua.
    La inequidad no es solo de los individuos, sino de países enteros: desiguales relaciones comerciales, uso desproporcionado de recursos naturales por parte de unos, robo de sus recursos, países dedicados a la exportación de materias primas para el beneficio de los países del Norte…, son expresiones de esa inequidad.
    Ellos alimentan nuestro desarrollo. Las materias primas que nos interesan, no las utilizan ellos, sino nosotros. El primer mundo maneja las leyes del comercio, pone los precios y explota a su gusto los recursos naturales que necesita. Un ejemplo es el Congo con el mineral del coltán.
  3. La debilidad de las reacciones y la diversidad de opiniones.
    El gemido de la tierra junto al gemido de los abandonados de la tierra reclama otro rumbo. A pesar de la gravedad, no hay reacciones urgentes ni rotundas. Priman los intereses particulares, los intereses económicos ante la dignidad humana y del medio ambiente.

Como reflexión del anterior análisis, se expuso algunas frases del la encíclica Laudato si’:

  • Nunca la humanidad tuvo tanto poder sobre sí misma y nada garantiza que vaya a utilizarlo bien, sobre todo si se considera el modo como lo está haciendo” (n.104)
  • “Es posible volver a ampliar la mirada, y la libertad humana es capaz… de otro tipo de progreso más sano, más humano, más social y más integral” (n. 112)
  • Estamos incluidos en la naturaleza, somos parte de ella, estamos interrelacionados… por eso… es fundamental buscar soluciones integrales … para combatir la pobreza, para devolver la dignidad a los excluidos y simultáneamente para cuidar la naturaleza” (n.139)
  • “La ecología humana es inseparable de la noción del bien común”, … que es … “el conjunto de condiciones de la vida social que hacen posible a las asociaciones y a cada uno de sus miembros el logro más pleno y más fácil de la propia perfección” (n.156)
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