Evangelio del día: «Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida». Jn6,52-59

Tengo todo lo que YO necesito

Comienzo esta reflexión haciéndome eco de un artículo que hace unos días se publicó en prensa y con el que estoy totalmente de acuerdo:

Tengo todo lo que necesito. Lo poco que echo en falta son recuerdos y no están a la venta. Tengo una ducha con mucha presión, toallas suaves y sábanas blancas.

Tengo agua clara, aire limpio, silencio. Amor y otra gente con la que compartir proyectos. En estos tiempos crispados siento cierta sensación de tranquilidad. Tengo una cerveza fria a mano, salud y buen apetito. Disfruto de una vida confortable con techo, mesa de comedor, zapatos, calefacción y un sinfín de aparatos que se enchufan.

No es cierto que el tiempo pone a cada uno en su lugar. Es el azar el que decide y a mí me ha colocado en un sitio y en un momento privilegiado.

Vivo en una ciudad en la que otros sueñan con pasar unas horas. Las calles están limpias. Hay farolas, autobuses, ambulancias y otros servicios que funcionan.

Tengo agua corriente, cuenta corriente, corriente eléctrica y otras cosas corrientes que en la mayor parte del mundo son extraordinarias.

Mi pesadilla recurrente es despertar y descubrir que mi suerte era sólo un sueño. Amanecer en Siria o en Sudán. Que me quiten mi casa. No ver crecer a mis hijos. No poder valerme por mí mismo. Verme obligado a pedir. Vivir lejos de la gente que quiero. Estar atado desde niño a un fusil o a una máquina de coser. Embarcarme en una huida sin rumbo. Conformarme con sobrevivir.

En estas fechas no disfruto demasiado de la tradición de hacer y recibir regalos. Supongo que un día me di cuenta de que mi mayor regalo es disfrutar de lo que ya tengo. Doy gracias cada día por ser consciente de ello.

Guille Viglione Urbieta, publicado en El Diario Vasco (24-12-2017)

Creo que este es el primer paso, ser consciente de ello. Pero mi sueño es que tras este paso el siguiente sea que todas las personas podamos disfrutar de esa vida cotidiana y sencilla junto a los nuestros.

Y esto no se consigue sólo con pensarlo. Hay que pelearlo, hay que forzarlo.

No nos engañemos. Este año 2018 no será Ni Nuevo Ni Feliz mientras no dejemos de:

  • consumir
  • matar
  • cerrar fronteras
  • ser indiferentes
  • aceptar el hambre y el sufrimiento
  • aceptar gobiernos corruptos y belicistas que buscan destruir lo significativo y bello…

Mi sueño es seguir creando puentes para ayudar a superar tanta injusticia y sufrimiento. Y hacerlo con todas aquellas que crean en ello, sean del grupo y color que sean… porque todo el que tiene este mismo sueño es de los míos, es de los que creen en el Reino

Pilar Chasco
Delegada del Servicio del Laicado

Ver los comentarios (0)

Leave a Reply

Tu dirección de email no se publicará.

© 2024 Diócesis de Vitoria / Gasteizko Elizbarrutia