Trabajadoras de hogar y trabajo decente
La Diócesis de Vitoria, de manera especial durante este curso 2018-219, apuesta por impulsar la cuarta Línea de su Plan Diocesano de Evangelización que hace referencia al compromiso social como Iglesia samaritana. Entre las cuatro comisiones creadas para impulsarla, se encuentra la de “Iglesia por el Trabajo Decente”. Su objetivo actual es el acercamiento a las trabajadoras de hogar.
Cercana la celebración del 8 de marzo, Día de la Mujer, desde la Comisión “Iglesia por el Trabajo Decente” de la diócesis de Vitoria apostamos por conocer y sensibilizar a la comunidad cristiana sobre el sector llamado “Trabajo de hogar”. Es un sector laboral que padece un porcentaje muy alto de irregularidad contractual, con bajos salarios e incluso con explotación laboral. Sector en el que la mayoría de sus trabajadores son mujeres, migrantes y colectivos de baja cualificación profesional. Sector laboral individualizado, con escasos derechos reconocidos y carente de apoyo sindical e institucional.
Desde la Comisión diocesana “Iglesia por el Trabajo Decente” hemos empezado a dar algunos pasos, como la elaboración de un sencillo material "Trabajadoras de hogar y trabajo decente" dirigido a toda la comunidad para sensibilizar, informar y denunciar las situaciones de injusticia y explotación que son habituales en este sector. Además, al tratarse de un sector tan individualizado, queremos comenzar a dar pasos para propiciar la ruptura del aislamiento de estas trabajadoras, para lo que se les va a convocar personalmente a un primer encuentro que se celebrará el 6 de abril.
Sabiendo que esta es una tarea a largo plazo y con muchos aspectos a trabajar, nos unimos junto al resto de agentes sociales a las reclamaciones de este sector en el Día de la Mujer.
Como voz de la Iglesia consideramos a las trabajadoras de hogar unas trabajadoras más, exigimos que se le reconozcan los derechos que ahora tienen ninguneados – entre ellos el derecho a la prestación por desempleo, la proporcionalidad de las cotizaciones, salarios justos y no explotación.
Que este tiempo de Cuaresma nos ayude también a reconocer cuál es nuestra responsabilidad personal en la perpetuación de estas condiciones y a transformar con justicia nuestros criterios como personas empleadorass allí donde sea necesario.