TU PARROQUIA TE LLAMA

Misas, laborables

  • 8:00 h
  • 9:00 h
  • 10:00 h
  • 12:00 h
  • 19:30 h *Rosario
  • 20:00 h
Misas, festivos

  • 8:00 h
  • 10:00 h
  • 11:00 h **Familiar
  • 12:00 h
  • 13:00 h
  • 19:30 h *Rosario
  • 20:00 h

* Todos los días, a las 19:30 h, Exposición del Santísimo y Rosario.

** A las 10:30 h, preparación de la Misa con los niños (monaguillos, lecturas…).

Parroquia de Nuestra Señora Madre de los Desamparados, Vitoria-Gasteiz. Por Jesucristo y por su Iglesia… ¡Por ti!


Preguntas frecuentes

Quien busca verdaderamente la amistad de Jesús, responde tan a menudo como le es posible a la invitación personal de Jesús a este banquete.

Los domingos y fiestas de guardar el católico está obligado a asistir a la Santa Misa. En realidad el «precepto dominical» es un término tan impropio para un verdadero cristiano, como el «precepto del beso» para un auténtico enamorado.

Nadie puede mantener una relación viva con Cristo si no acude allí donde él nos espera. La celebración de la misa es para los cristianos el «corazón del domingo» y la cita más importante de la semana.

Quien quiera recibir la sagrada Eucaristía, debe ser católico. Si fuera consciente de un pecado grave o mortal, primero se debe confesar. Antes de ponerse ante el altar hay que reconciliarse con el prójimo.

Hasta hace pocos años estaba dispuesto no comer nada como mínimo tres horas antes de una celebración eucarística; de este modo se quería estar preparado para el encuentro con Cristo en la Comunión. Hoy en día la Iglesia pide al menos una hora de ayuno. Un signo de respeto es acudir bien vestido, con algo especial, pues al fin y al cabo tenemos una cita con el Señor del mundo.

Puesto que Cristo está verdaderamente presente bajo las especies consagradas de pan y de vino, debemos conservar con la máxima reverencia las sagradas especies y adorar a nuestro Señor y Salvador presente en el Santísimo Sacramento. Si tras la celebración de la sagrada Eucaristía quedan hostias consagradas, se reservan en vasos sagrados en el tabernáculo o sagrario. Dado que en él está presente el Santísimo, el tabernáculo es uno de los lugares más venerables de toda iglesia. Ante el tabernáculo hacemos la genuflexión.

Ciertamente, quien sigue realmente a Cristo lo reconocerá en los más pobres y aprenderá a servirle en ellos. Pero también encontrará tiempo para permanecer en el silencio de la adoración ante el sagrario y dedicar su amor al Señor eucarístico.

Jesús prometió a sus discípulos, y con ello también a nosotros, que nos sentaríamos un día a la mesa con él. Por eso cada Santa Misa es «memorial de la pasión, plenitud de la gracia y prenda de la gloria futura» (oración «0 sacrum convivium» recogida en la antífona del Magníficat en las II Vísperas de la fiesta del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo).