Evangelio comentado 6 mayo

Lee la Palabra de Dios y tómate un tiempo para meditarla. ¡Feliz lectura!

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Juan 12, 44-50

En aquel tiempo, Jesús gritó diciendo:
«El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me ha enviado. Y el que me ve a mí, ve al que me ha enviado. Yo he venido al mundo como luz, y así, el que cree en mí no quedará en tinieblas.
Al que oiga mis palabras y no las cumpla, yo no lo juzgo, porque no he venido para juzgar al mundo, sino para salvar al mundo. El que me rechaza y no acepta mis palabras tiene quien lo juzgue: la palabra que yo he pronunciado, esa lo juzgará en el último día. Porque yo no he hablado por cuenta mía; el Padre que me envió es quien me ha ordenado lo que he de decir y cómo he de hablar. Y sé que su mandato es vida eterna. Por tanto, lo que yo hablo, lo hablo como me ha encargado el Padre».

Comentario por Fidel Molina

Recuerdo como mi padre siempre llevaba en la guantera del coche un mapa de carreteras. Instrumento que nos sacó de más de un apuro. En aquellos años, era impensable hacer un viaje largo sin él. Hoy, ponemos el grito en el cielo si descubrimos que el GPS esta desactualizado y no nos guía hasta donde necesitamos llegar.

Del mapa de mi padre me acordaba al rezar con este Evangelio. Texto que es un buen resumen (al final del ministerio público de Jesús) de todo lo que ha estado haciendo y diciendo. Evangelio que nos deja claro que el mapa para llegar a Dios, para sentirlo cerca en la vida, para entender lo que necesita de mí, no es otro, sino Jesús.

“El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me ha enviado. Y el que me ve a mí, ve al que me ha enviado”. Y es que los cristianos y cristianas no creemos en  una idea, ni en una ética, ni en una doctrina, ni en una filosofía, ni en una psicología. Creemos en Dios Padre, que nos quiere infinito. 

Creemos en un Dios que nos cuida, presente siempre en este mundo. Que nos respeta desde su libertad regalada y, por eso, muchas veces nos cuesta entenderle. Creemos en un Dios que eligió a Jesús para hacerse hombre, para contarnos que Dios sigue teniendo un proyecto para cada uno, que nos quiere y que nos acompaña. Creemos en un Dios que nos ha dejado claro como Jesús se dejó la vida en abrazar a gente que estaba rota, gente que se sentía culpable, apartada… Y no les dejo tirados. Los puso en el centro de su vida. Les habló de perdón, hizo que lo sintieran y les ayudo a seguir.

Creemos en un Dios que optó por hacerse cercano, venir a este mundo, para decirnos que ahora nos toca a nosotros, que es nuestro tiempo para continuar con su obra, para darle forma al sueño de Dios. Creemos en un Dios, PADRE de todos, pero que siempre prefiere, como buen padre, a sus hijos más débiles, los más pobres, los que más necesitan ayuda.

Creemos en un Dios que se enfada cuando ve cómo hacemos este mundo muy difícil para los que no tienen los suficiente para vivir, los que no tienen con que alimentarse cada día, los que no pueden trabajar porque les convertimos en “sin papeles”, los que no encuentran un techo… y nos empuja a ser sus manos para solucionarlo.

Creemos y por eso queremos seguirle. Seguir a Jesús, quererle, enamorarme cada día de su forma de ser y de hacer. Dejar la vida en la VIDA. Y creemos -y aquí viene lo mejor- en el Resucitado. En el que nos demostró que el amor siempre gana. ¡Qué ha venido al mundo como luz!.

Hoy, cuando las medidas del confinamiento se van suavizando, cuando no sabemos cómo va ser la vida a partir de ahora, cuando muchas personas queridas se han quedado por el camino, cuando la vida se ha formateado y parece que tenemos que volver a comenzar…necesitamos más que nunca, no olvidarnos “nuestro mapa”. Recordad que somos de los que decimos CREER, y hemos elegido ante las tinieblas, el camino de LUZ.

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