Evangelio comentado 2 mayo

Lee la Palabra de Dios y tómate un tiempo para meditarla. ¡Feliz lectura!

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Juan 6, 60-69

En aquel tiempo, muchos de los discípulos de Jesús dijeron:
«Este modo de hablar es duro, ¿quién puede hacerle caso?».
Sabiendo Jesús que sus discípulos lo criticaban, les dijo:
«¿Esto os escandaliza?, ¿y si vierais al Hijo del hombre subir adonde estaba antes? El Espíritu es quien da vida; la carne no sirve para nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y vida. Y, con todo, hay algunos de entre vosotros que no creen».
Pues Jesús sabía desde el principio quiénes no creían y quién lo iba a entregar.
Y dijo:
«Por eso os he dicho que nadie puede venir a mí si el Padre no se lo concede».
Desde entonces, muchos discípulos suyos se echaron atrás y no volvieron a ir con él.
Entonces Jesús les dijo a los Doce:
«¿También vosotros queréis marcharos?».
Simón Pedro le contestó:
«Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios».

Comentario por Alejandro Saurina

En esta Lectura podemos ver cómo un Jesucristo firme pide confianza plena a sus discípulos. Él quiere que solo los convencidos le sigan, no quiere seguidores por interés ni por compasión.

Pedro, valiente, hace de portavoz de los millones de cristianos que seguimos a Jesús y le dice: “Señor, ¿a quién vamos a acudir?”. Estas breves pero hermosas palabras son la repuesta más concisa que Pedro podía dar al Señor en ese momento. Demuestran la Fe de los verdaderos seguidores de Jesucristo en los momentos difíciles. Es en la Fe donde debemos apoyarnos, donde convivimos los cristianos con Jesús y, por ende, con Dios Padre.

Es cierto que existe la necesidad de un compromiso firme con Jesús y con su propuesta, más en los días que nos ha tocado vivir, en los que puede ser fácil caer en el desaliento viendo como miles y miles de personas están muriendo a causa de una pandemia mundial, pero es ahora cuando debemos demostrar de qué lado estamos cuando nos pregunten: «¿También vosotros queréis marcharos?». Debemos contestar firmes como Pedro y ser capaces de decir que nos mantendremos cerca de Él. En momentos de debilidad, en lugar de alejarnos, lo que debemos hacer es estar más cerca que nunca del Señor. El acto de creer implica confiar más allá de lo que tal vez somos capaces de entender o ver en ese momento. Implica salir de uno mismo y apoyarse en el otro. Él se hizo como uno de nosotros, para que nosotros seamos como Él.

Desde la firmeza que da Jesús, estos días difíciles podremos ayudar más eficazmente a los demás en todas sus necesidades. Sus palabras nos guían a una calidad de vida que da sentido, esperanza y amor a todo lo que hacemos. Coge el teléfono y haz una llamada a un ser querido que está solo, ayuda a una vecina que no puede salir a hacer la compra, o comparte más tiempo de calidad con tu familia.

En ese momento el mensaje de Jesús fue revolucionario y desafió a quienes lo oyeron. Muchos, incluyendo algunos de sus discípulos, eligieron irse. Y eso puede pasarnos hoy en día. Pero en esos momentos de debilidad, el Señor nos da la fuerza para soportar los desacuerdos, nos da la fuerza para seguir fieles a nuestras convicciones, confiando en que Él está con nosotros para apoyar nuestras decisiones.

A veces podemos dudar, nos puede costar entender ciertas verdades de la Fe, pero debemos confiar en Jesús, creerle, abrirle nuestro espíritu. Él no nos abandonará.

Ese momento decisivo llegó para los doce discípulos cuando, después de que muchos de ellos se habían ido, Jesús se vuelve y les pregunta si también ellos quieren marcharse. Esta pregunta llega hasta nosotros hoy con esta lectura: ¿también tú quieres marcharte?

Seguir a Jesús nos llena el corazón de alegría y da pleno sentido a nuestra existencia, pero implica dificultades y renuncias porque con mucha frecuencia debemos ir a contracorriente. Seamos fuertes.

© 2024 Diócesis de Vitoria / Gasteizko Elizbarrutia