De una parroquia de mantenimiento a una parroquia misionera

Al final del verano, el Obispo de Vitoria, D. Juan Carlos Elizalde ha enviado una carta a la Diócesis con sus deseos para el nuevo Curso Pastoral: experiencia de Dios, comunión eclesial, alegría evangélica y la opción por los pobres:

La experiencia de Dios, la oración profunda y la transformación del corazón, no pueden ser privilegio de unos pocos. A esto está llamada toda la comunidad cristiana y más los miembros que tienen responsabilidades pastorales. Si no, se quemarían gastados generando esterilidad.

La Diócesis de Vitoria está abierta de par en par a todos los carismas en comunión con la Iglesia. Reconoce que todos somos necesarios y que nos necesitamos unos a otros porque nadie agota la riqueza de la fe. Juntos nos completamos, nos enriquecemos y nos animamos.

Esta alegría yo la capto especialmente en los jóvenes, tan ajenos a los cotilleos eclesiásticos. En las familias, la alegría suele venir por el relevo generacional, los niños y los jóvenes, y si no hay relevo la familia se acaba. Algo así pasa en nuestras comunidades.

Es peligroso acostumbrarse a un discurso teológico correcto sobre la pobreza y mantener a la vez actitudes ricas, prepotentes e inmisericordes y una vida cómoda y burguesa. Se nos puede llenar la boca hablando de los pobres, pero a nuestro lado los pobres [...] se nos pueden hacer invisibles. No basta derivar los “casos” a las instituciones eclesiales que en la diócesis lideran la lucha contra la pobreza.

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