Diálogo sobre migraciones desde la Biblia y Los Derechos Humanos

Emigración, Biblia y Derechos Humanos: diálogo a dos vocesJosé Antonio Badiola, decano de la Facultad de Teología de Vitoria y Faustino López de Foronda, Secretario General del Ararteko, compartieron sus reflexiones el pasado jueves 12 de febrero en el Encuentro de Actualidad organizado por el Servicio Diocesano del Laicado que llevaba por título "Emigración, Biblia y Derechos Humanos: diálogo a dos voces".
Badiola expuso, de manera breve, de qué manera los códigos legales en el Antiguo Testamento ya concedían un tratamiento de especial protección hacia los migrantes. Desde un punto de vista negativo : no explotarás, no robarás... para pasar, posteriormente a una protección en positivo: le tratarás como a uno más. Entre las razones por las cuales se da esta clara protección , también en el Nuevo Testamento, Badiola señaló cuatro: Una ontológica: El pueblo de Israel también fue migrante. Otra existencial: Ser migrante, supuso sufrimientos , apela a la memoria del pueblo de Israel. Una tercera razón es ética y teologal: Dios ama, luego nosotros también debemos hacerlo. Y por último, una cuarta tazón, la Cristológica: Jesús se hace también migrante ("Fui extranjero y me acogisteis" Mt 25, 35)
Faustino López de Foronda, expuso cómo el control de fronteras y de flujos migratorios en la legislación internacional es relativamente reciente; la Declaración de los Derechos Humanos data de 1948. Antes de la Segunda Guerra Mundial había cierta libertad para atravesar fronteras y establecerse. A partir de entonces se comienzan a regularizar y controlar esos flujos que son vistos en ocasiones, como amenazas. Por otra parte, señaló, vivimos la globalización con cierta esquizofrenia, puesto que existe una libertad en el flujo de capitales que sin embargo no se da en el de seres humanos. También explicó como en la legislación de nuestro país y atendiendo a la diferente situación, existen diferentes categorías en cuanto a la aplicación y protección de derechos. Y no se garantizan los mismos derechos a un ciudadano autóctono, que a un ciudadano procedente de otro país y mucho menos a una persona en situación irregular.
La dignidad de las personas fue otro de los grandes temas que abordaron los ponentes. Desde la Biblia, Toño Badiola, con un mensaje claro: nuestra dignidad reside en que todos somos hijos e hijas de Dios, como cristianos también vamos de paso por este mundo, también somos extranjeros aquí, nuestro Reino es otro. López de Foronda, por su parte, y reconociendo las limitaciones jurídicas para que a corto o medio plazo los Derechos Humanos sean efectivamente de aplicación Universal, si que aportó una clave, haciendo referencia a algunos autores: las políticas deben seguir el principio básico de no humillar a ninguna persona.
Muchas cuestiones se pusieron sobre la mesa: la utilización de las personas migrantes cuando son necesarias como mano de obra;  la titularidad de los derechos; la clave que va a suponer aprender a gestionar la realidad del hecho migratorio, que va a configurar sociedades distintas  de las que conocemos ahora;  las políticas de cooperación internacional;  el derecho a migrar pero sin la contraparte de obligatoriedad de acoger por parte de los países... Así y todo, otras muchas quedaron en el tintero. Pero sin duda fue un diálogo que aportó algunas luces y argumentos para  afianzar valores evangélicos y humanos y trasladarlos a nuestro día a día.

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