Alimentación y cambio climático

La Comisión por la Ecología Integral de la Diócesis de Vitoria comparte con todos los fieles la siguiente reflexión acerca de la alimentación y cómo lo que la rodea puede afectar a la salud del planeta y al cuidado de la Creación. ¡Feliz lectura!

El sistema alimentario mundial, que ha permitido dar de comer a una población mundial en crecimiento exponencial, es uno de los principales impulsores de la pérdida de biodiversidad causada por el cambio climático, la transformación del suelo, el agotamiento de los recursos de agua dulce y la contaminación de los ecosistemas acuáticos y terrestres. Incluye todos los elementos (medio ambiente, personas, insumos, procesos, infraestructuras, instituciones) y actividades que se relacionan con la producción, procesamiento, distribución, preparación y consumo de alimentos y sus impactos socioeconómicos y ambientales. Sus actividades, como son la agricultura y el uso de la tierra, el almacenamiento, el transporte, el envasado, el procesamiento, la venta al por menor y el consumo y la pérdida y desperdicio de alimentos, son responsables del 21 al 37% de las emisiones antropogénicas anuales de Gases de Efecto Invernadero (GEI).

El Papa Francisco nos recuerda en su Carta encíclica Laudato si’ que la Tierra “clama por el daño que le provocamos a causa del uso irresponsable y del abuso de los bienes que Dios ha puesto en ella” (LS n.2). También el sistema alimentario influye en el cambio climático

Las emisiones de GEI producidas por la alimentación y la agricultura varían notablemente entre las diferentes regiones según los sistemas de producción de alimentos, las preferencias alimentarias basadas en la cultura, el proceso de urbanización y los hábitos alimentarios. Por ejemplo, los países desarrollados, que representan la mayor parte de las emisiones del consumo de alimentos y el desperdicio, podrían establecer objetivos de reducción de emisiones más ambiciosos en esas áreas. Por el contrario, los países en desarrollo con inseguridad alimentaria necesitarán apoyo para construir un sistema alimentario sostenible y resiliente.

Además, el sistema alimentario también ofrece importantes oportunidades para la adaptación al cambio climático. El sistema actual está sometido a una presión cada vez mayor debido a sus impactos y a la mayor frecuencia de fenómenos meteorológicos extremos. Cientos de millones de personas dependen de la agricultura para su subsistencia, en particular en los países en desarrollo, y corren el riesgo de caer aún más en la pobreza. El apoyo a soluciones basadas en la naturaleza, con enfoques agroecológicos, incluida la agricultura climáticamente inteligente, regenerativa, de conservación, orgánica y otras alternativas, la diversificación del sistema alimentario y la adopción de dietas saludables y sostenibles, no solo permiten reducir las emisiones, sino que también contribuyen a la sostenibilidad y la resiliencia del sistema.

Somos responsables de todo esto; somos lo que comemos. El Papa Francisco nos invita al compromiso activo. “El amor, lleno de pequeños gestos de cuidado mutuo, es también civil y político, y se manifiesta en todas las acciones que procuran construir un mundo mejor. El amor a la sociedad y el compromiso por el bien común son una forma excelente de la caridad, que no sólo afecta a las relaciones entre los individuos, sino a las macro- relaciones, como las relaciones sociales, económicas y políticas” (LS, no 231).

Vitoria-Gasteiz, 23 de noviembre de 2020

En este enlace tienes el texto completo en pdf 

© 2024 Diócesis de Vitoria / Gasteizko Elizbarrutia