Corpus Christi 2021

El domingo 6 de junio toda la Iglesia celebra el Santísimo Cuerpo y la Santísima Sangre de Cristo. 

La Catedral de María Inmaculada, Madre de la Iglesia, acogerá –a las 12:30h– la misa presidida por el Obispo de Vitoria, D. Juan Carlos Elizalde, y la posterior procesión por las naves del templo. Al finalizar, el Sr. Obispo dará la bendición a toda la ciudad y a toda la Diócesis desde el pórtico.

Proclamar y aumentar la fe de los creyentes en la presencia real de Jesucristo en el Santísimo Sacramento es la principal finalidad del Corpus Christi, que se celebra 60 días después del Domingo de Resurrección.

Por motivos de seguridad sanitaria, habrá control de aforo, se exigirá el cumplimiento de las medidas básicas de uso de mascarilla, lavado de manos con gel hidroalcohólico y distancia de seguridad entre personas. La procesión no se realizará por las calles de la ciudad como es tradición sino por las naves de la Catedral Nueva, permaneciendo los fieles en sus bancos en todo momento.

El sábado 5 de junio la Catedral de María Inmaculada acogerá la Vigilia del Corpus Christi desde las 19:30h, organizada por la Adoración Nocturna de Vitoria.

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El sacerdote y Secretario de la Facultad de Teología, Manuel Gómez-Tavira, nos acerca a esta festividad tan importante para los cristianos.

CORPUS CHRISTI: ORIGEN Y SIGNIFICADO DE ESTA FIESTA

La fiesta del Corpus Christi que celebramos este domingo 6 de junio, cierra el ciclo de las celebraciones del período post-pascual. Es una de las solemnidades más populares por su significado, que recuerda la presencia real de Cristo en la Eucaristía, y por el estilo festivo de la celebración.

Orígenes en la Edad Media: En el siglo XI los benedictinos ingleses celebraban una procesión eucarística el Domingo de Ramos. Posteriormente, en el siglo XII, se extendió la costumbre de llevar el Santísimo Sacramento alrededor de la iglesia y la procesión eucarística formaba parte de los ritos de la Semana Santa.

Pero la causa remota de la institución de esta fiesta se encuentra en la nueva e intensa orientación de los teólogos y de la piedad popular hacia la Eucaristía durante el siglo XII, como consecuencia de la refutación de herejías que iban contra la presencia real de Cristo.

Esta celebración se conecta, de manera concreta, luego en el siglo XIII en Bélgica, en la ciudad de Lieja. Allí, el obispo cumplió con el pedido de una monja, la beata Juliana de Retìne, que quería celebrar el sacramento del Cuerpo y la Sangre de Cristo fuera del periodo de la Semana Santa. Era priora del monasterio de Monte Cornelio, en la Galia belga, y tuvo en 1208 una visión mística en la que una luna blanca estaba deformada en un lado con una línea que quedaba en la sombra. Una imagen que representaba a la Iglesia de su tiempo, a la que aún le faltaba una solemnidad en honor al Santísimo Sacramento. Así fue como el director espiritual de la beata, apoyado por el juicio positivo de numerosos teólogos, presentó al obispo la solicitud de introducir una fiesta diocesana en honor al Corpus Christi. La luz verde llegó en 1246 con la fecha de la fiesta fijada para el jueves posterior a la octava de la solemnidad de la Trinidad.

El Papa Urbano IV y el milagro eucarístico de Bolsena: La extensión de esa fiesta a toda la Iglesia universal, sin embargo, se remonta al Papa Urbano IV, en año 1264. Éste había sido Vicario General de Lieja y confidente de la beata Juliana. Y, además de vivir en primera mano en su diócesis esta nueva celebración, se le añadió el milagro eucarístico de Bolsena, en la zona de Viterbo (Italia). Aquí, un sacerdote en peregrinación a Roma, mientras celebraba la Misa, se vio lleno de dudas sobre la presencia real de Cristo, cuando partía la Hostia consagrada. En respuesta a sus pensamientos, de esta salieron unas gotas de sangre que tiñeron el blanco corporal del lino (conservado hoy en la Catedral de Orvieto). Al enterarse del incidente, el Papa Urbano IV instituyó oficialmente la fiesta del Corpus Christi, extendiéndola desde el distrito de Lieja a todo el cristianismo. La fecha de su celebración se fijó el jueves siguiente al primer domingo después de Pentecostés (60 días después del Domingo de Resurrección).

Primeras procesiones del Corpus: Al principio la fiesta era sólo la participación en una solemne Eucaristía. Posteriormente se incorporó una participación con cantos y festiva de una procesión sencilla. La primera celebración de la procesión solemne tuvo lugar en Colonia (Alemania). Posteriormente se extendió a Francia, Italia e Inglaterra. En los primeros años se sacaba el Sagrario y se la llevaba por las calles del pueblo entre los cánticos y oraciones de los fieles. Poco a poco, el arte sacro fue produciendo custodios que permitían contemplar el paso de la Hostia consagrada.

Reforma Protestante y Concilio de Trento: La procesión del Corpus Christi sufrió un fuerte revés con la Reforma Protestante que negaba su legitimidad, alegando que era idólatra adorar la Eucaristía fuera de la Misa. El Concilio de Trento, en el siglo XVI, ratificó la legitimidad del culto eucarístico y declaró que era bueno y correcto llevar la Eucaristía en procesión en determinadas circunstancias. Este decreto dio la vuelta al mundo inmediatamente y tuvo un fuerte eco en todas las ciudades y pueblos, haciendo que la fiesta del Corpus, con su procesión, se convirtiera en un rasgo litúrgico rico en expresiones de culto. Estas fueron creciendo, por ejemplo, en el siglo XVII en España; esta fiesta alcanzó gran fama y perfección en autos-sacramentales como los de Pedro Calderón de la Barca.

¿Cuál es la diferencia con el Jueves Santo?: Por último, es importante incidir en la diferencia con el Jueves Santo. En esta fiesta la Iglesia mira a la institución de la Eucaristía por Cristo en el Oficio de la “Última Cena”; sin embargo, en el día del Corpus Christi la atención está en la relación que existe entre la Eucaristía y la Iglesia. Las procesiones eucarísticas y adoraciones, celebradas en esta solemnidad, manifiestan públicamente la fe del pueblo cristiano en este sacramento.

La procesión del Corpus es un espléndido acto público a Cristo presente de manera real en la Eucaristía y, al mismo tiempo, una acción de agradecimiento a Dios por tan inmenso regalo.

Manuel Gómez-Tavira Gómez-Tavira

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