Día Internacional por la Eliminación de la Violencia contra la Mujer

En el día internacional contra la violencia contra la mujer, desde la Comisión de Mujer Laica del Servicio Diocesano del Laicado, queremos hacer presente esta realidad.

Como denuncia sobre la gran injusticia que se cierne sobre tantas mujeres en el mundo y que, lejos de disminuir, y por las circunstancias actuales de pandemia de la COVID-19, se agrava por el aislamiento de esas mujeres y niñas que no pueden denunciar su situación y tienen que convivir estrechamente con sus agresores. Con esta breve presentación en video y este sencillo poema, ponemos nuestro granito de arena para concienciar a todos nuestros hermanos cristianos de esta realidad y para hacernos esta pregunta:

Nosotras, nosotros, como cristianos ante esta situación, ¿qué podemos hacer?

A continuación, compartimos para vuestra lectura este poema:

Que ser valiente es escuchar, es escucharme,
desmantelar tus privilegios
y hacerlos nuestros, como un colchón común.

Habla de tú a tú conmigo,
no secuestres mi voz
ni me marques el paso en la lucha,
mucho mejor es compartir trinchera.
Porque tan sólo si acompasas tus pasos a los míos,
si me tomas la mano
o te acercas, compañero a, a mi hombro,
si te interesa lo que hablo, lo que canto y recito;
si respetas mi sueño, mis vestidos, mi cama y a mis hijas,
si mi salario es justo y mi alegría es tuya.

Si bailamos y, luego, me marcho libremente,
si no me exiges nada,
ni me enseñas los dientes por las noches,
si no he de cuidarme porque nadie me acecha…
sólo si soy tratada con justicia
sabré que no me tienes miedo
porque no me lo causas.

Miguel Ángel Vázquez
e Inma Luna

A todas nosotras

No soy débil
mis manos y mis piernas y mi corazón
también empujan y remueven el mundo.
Trabajo, pienso y creo,
sueño, revoluciono y me comparto.
No pertenezco a nadie
porque mis pies se plantan con justicia
en idéntica tierra que los tuyos.

Soy libre,
mi voz retumba
con la mitad de las gargantas de la Tierra
a través del espacio y de los tiempos.

Canta con las matriarcas ancestrales,
levanta con su pulso el aullido del Sur,
se hace vanguardia y se amplifica
con la suma de gritos de
aquellas que han sido silenciadas.

Así que tú, hombre, compañero,
si quieres de verdad, andar conmigo,
que tus manos no se alcen en muros
ni tus palabras sean aguijones,
que ser valiente también es entender
que el mundo puede ser de otra manera
cuando me reconozcas como igual.

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