El grano germina y va creciendo

  • Un laico/a como tú

En las parábolas, Jesús compara el Reino de Dios con unas semillas que en su pequeñez encierran un potencial de desarrollo y crecimiento asombroso e independiente de las atenciones y actividades del sembrador.

Si el Reino se asemeja a una semilla, nuestra primera tarea consiste en sembrarla, esparcirla generosamente a voleo en todas las parcelas de nuestra vida.

Tenemos certificada la calidad de la simiente. Es el mismo Dios quien la ha puesto en nuestras manos. Lo dice el Papa Francisco: “En cualquier forma de evangelización el primado es de Dios que quiso llamarnos a colaborar con Él, más allá de lo que podamos descubrir y entender”.

Agradecemos a Jesús la llamada a participar de su misión. Sembraremos con alegría el Evangelio en los surcos de la familia, el trabajo, la cultura, la vida social, la política… Asumimos la tarea llenos de confianza, puesto que la Palabra tiene en sí una potencialidad que no podemos predecir. Aceptamos y confiamos en la Palabra, que es eficaz de forma que suele superar nuestras previsiones y romper nuestro esquemas.

El grano germina y va creciendo (Mc 12, 26-34). Lo único que me queda… Preparar mi tierra con mimo, pendiente de tu paso cuando siembres.

Información

Material correspondiente al 17 de junio de 2018, Domingo XI del Tiempo Ordinario.

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