Ribera y Crayer juntos en el Museo de Arte Sacro

El Museo Diocesano de Arte sacro nos ofrece desde hace algunas semanas una excusa más para realizar una visita. Recientemente se ha remodelado la sala dedicada al barroco de las escuelas internacionales. Allí se exhiben, en una museografía inédita,  los tres lienzos pintados por José de Ribera de San Pedro, San Pablo y Cristo Crucificado que por primera vez en este museo comparten panel expositivo. Esta composición invita al espectador a imaginarse cómo sería la disposición que tuvieron en una de sus históricas ubicaciones, la capilla del Noviciado del convento de Santo Domingo de Vitoria-Gasteiz, tal y como los admiraron ya viajeros ilustrados del siglo XVIII.

Se exhiben  junto a obras tan destacadas como la Lamentación sobre Cristo Muerto de Gaspar de Crayer. Las obras de Ribera y de Crayer no se exhiben juntas desde 1926, año en el que se mostraron en el hall de la Escuela de Artes y Oficios de Vitoria en la Exposición de Arte Antiguo de Vitoria. Ya en 1917 el historiador Elías Tormo las imaginó una junto a otra cuando vino a nuestra ciudad a estudiar los lienzos y escribió “yo iba a Vitoria a ver el maravilloso Cristo Crucificado, la obra maestra del gran Ribera, y es nada la cabeza del Cristo si se le ocurriera poner el lienzo de la Diputación de Álava al lado del lienzo de la Catedral de Vitoria”. Es una magnífica ocasión por tanto de disfrutar de estas joyas del patrimonio artístico alavés en la misma sala.
Los tres Riberas, propiedad de la Diputación, forman parte de la colección del Museo Diocesano de Arte Sacro desde su creación en 1999, cuando se trasladaron desde el Museo de Bellas Artes de Álava. En este museo provincial ingresaron procedentes del Palacio de la Diputación en diferentes momentos, primero los apóstoles en 1943 y más tarde el Cristo, en 1957.

En la presentación de la sala, el Vicario General de la Diócesis, D. Carlos García Llata destacó que contemplar estas obras es adentrarnos en las entrañas de nuestro pueblo, en lo que ha dado y sigue dando sentido a sus gentes. "Las obras religiosas , aunque hayan sido fruto de un encargo, expresan la vida del pueblo que, a su vez, ha crecido y se ha desarrollado identificándose con esas expresiones artísticas" - expresó.

Sobre la historia de los tres lienzos sabemos con seguridad que pertenecieron a Pedro de Oreitia y Vergara, tesorero del reino con Carlos II, y a su muerte en 1694 los legó al convento de Santo Domingo de Vitoria, donde se instalaron en el retablo de la capilla del Noviciado hasta que en 1835, debido a la Desamortización de los bienes de la Iglesia llevada a cabo por Mendizábal, pasaron a manos de la Diputación Foral de Álava. Sin embargo, quién realizó el encargo a Ribera provoca más dudas. Es posible que las encargara el Marqués de Monterrey, virrey de Nápoles, ya que en un inventario realizado en 1653 los apóstoles se registran entre las pertenencias, pero no así el Cristo.

José de Ribera (Xàtiva, Valencia, 1591-Nápoles, Italia, 1652), conocido como El Españoleto, fue uno de los grandes maestros españoles del siglo XVII y desarrolló casi toda su carrera en Nápoles trabajando para la corte del virrey. Su pintura se caracteriza por un estilo naturalista y por el tratamiento tenebrista de la luz, visible en el Cristo, y por el realismo de los personajes y el domino de la técnica, apreciable en los dos apóstoles.
Para acercar estas obras de nuestro patrimonio a la sociedad se han programado una serie de actividades que se irán desarrollando durante este año 2019.

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