Te reconocemos caminando juntas/os

Pobre 2021. Le ha caído en suerte que todo el mundo espere de él que sea mejor que 2020. ¡Cuánta responsabilidad para un año que acaba de nacer! Y pobre 2020. La pandemia que llegó y todo el dolor asociado a ella hacen que la gente hable pestes de él. Sin embargo, seguro que, para algunas personas, otros años fueron peores. Y seguro que para otras ha sido un año en el que han encontrado el amor, ha nacido su hijo o hija, han visto realizarse algún propósito que tenían en su carrera, en su profesión… Y realmente, si lo pensamos, 2019 fue el año en el que surgió la enfermedad y en 2020 la vacuna.

Os preguntaréis por qué hablo de todo esto, cómo es que comienzo así esta página, el saludo en este año nuevo, si se me ha ido la olla… Lo que ocurre es que la perspectiva con la que miramos las cosas puede perfilar cómo nos enfrentamos a ellas y cómo vivimos.

Y en 2020 ocurrieron muchas cosas. Entre ellas, allá por febrero, se celebró en Madrid el Congreso de Laicos. Un evento en el que nos juntamos más de 1000 personas (ahora parece algo tan lejano e impensable). Y puede ser una de las mejores cosas que le haya sucedido al laicado en España en mucho tiempo.

El Congreso en sí, no fue sino un paso en un camino iniciado varios años antes. Anteriormente se recogió el sentir de laicas y laicos de todas las diócesis y se elaboró un material, el Instrumentum Laboris que nos ayudó a preparar el Congreso y que ha servido y sirve para la reflexión en nuestras comunidades eclesiales. En el Congreso, además, se presentaron experiencias que se están haciendo en distintos sitios, y que tiene que ver con el primer anuncio, con el acompañamiento, con la formación y con la presencia pública. Lo que nos dio la oportunidad de tratar con otra gente en torno a esa línea, a si las experiencias eran interesantes, si se podría hacer algo similar en otro lado o si sólo es válido para un determinado sitio y cultura, cuál sería su ‘target’ como se dice en lenguaje publicitario, y más allá de las experiencias presentadas, pudimos hablar de los miedos, interrogantes y alegrías que nos surgen en esto de la Evangelización.

El final del Congreso estuvo cargado de alegría e ilusión. El lema, “Hacia un renovado Pentecostés” parecía reflejar cómo salíamos de allí, como embriagados.

Pero llegó la Pandemia. Y como ante todo lo que pasa en la vida, hubo que resituarse, parar y moverse, reorganizar… Una de las acepciones del término “crisis”, que se puede aplicar a lo que nos ha pasado, es la siguiente: “Interrupción grave en el estilo de vida normal de un individuo o de un grupo, que se suscita con una situación inesperada para la cual éstos no se hallan preparados y que genera problemas para los que las respuestas habituales no son adecuadas. Una crisis requiere el desarrollo de nuevas formas de pensamiento y acción”. ¿Encontramos la luz de la Fe para esta situación? A saber, cuántas buenas enseñanzas nos habrá dejado 2020. Sí, buenas. No habéis leído mal.

Pues bien, el camino continúa, los objetivos siguen estando ahí. Y en ese camino, el Servicio del Laicado sigue a vuestra disposición. También con nuevas ideas e ilusiones.

Además, este año también habrá Encuentro del Laicado, no lo suspendemos. Lo celebraremos el día 13 de febrero de 2021, en doble modalidad presencial y online. El título del encuentro es “Pueblo de Dios en Salida: te reconocemos caminando juntos” y en él trataremos de profundizar en dos de los pilares que han marcado el trabajo de estos años hacia el Congreso, pero que se entienden han de ser los pilares de cómo se hagan las cosas en cualquier comunidad misionera: la sinodalidad y el discernimiento.

 

Nos tenemos que dar la oportunidad, este 2021, de poner en práctica todo lo aprendido, para que, como nos desea el Papa Francisco, la humanidad pueda progresar en fraternidad, justicia y paz.

¡Feliz caminar juntos en este 2021!

Marijose Rodríguez
Delegada del Servicio Diocesano del Laicado

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