Un alavés, nuevo Beato de la Iglesia

Nicesio Pérez del Palomar Quincoces, natural del pueblo de Tuesta, en Valdegovía, fue un religioso redentorista que con 77 años fue asesinado al inicio de la Guerra Civil por su fe.

El pasado sábado, 24 de abril, el Papa Francisco concedió la declaración de Beatos a 12 religiosos, entre ellos el alavés Nicesio Pérez del Palomar Quincoces, natural de la localidad alavesa de Tuesta y asesinado en 1936.

Tras varios estudios por parte de historiadores, a petición de la Congregación para las Causas de los Santos, la Santa Sede –por medio de un decreto del Papa– autorizó proclamar Beato al alavés Nicesio Pérez del Palomar Quincoces, religioso de la Congregación del Santísimo Redentor, asesinado en Madrid en 1936 a consecuencia de la persecución contra religiosos y religiosas por profesar la fe católica.

El Hermano Nicesio nació el 2 de abril de 1859, mismo día que fue bautizado en la pila bautismal de la parroquia de la Asunción de Nuestra Señora de Tuesta. También allí recibió su Primera Comunión y se confirmó en el cercano pueblo de Espejo con 16 años de edad. Con 25, en 1884, ingresó como fraile redentorista, tras pasar como aspirante por El Espino, en Burgos, por Astorga en León y por Nava del Rey, en Valladolid, donde se formó en el arte de la carpintería y la construcción. En octubre de 1891 se instala en la localidad francesa de Les Contamines, en la frontera con Suiza e Italia, para aprender técnicas novedosas de la horticultura y apicultura para poder desarrollarla luego en España. Con estas dos facetas –maestro de obra y hortelano– inicia decenas de obras y novedosas huertas en Madrid, León, Navarra, Granada, Cuenca, Santander y Valencia. Los testimonios de quienes le conocieron le definían como una persona muy trabajadora e inteligente, donde cada día se entregaba a la oración y quien celebraba misa con gran devoción.

Cuando estalló la Guerra Civil, Nicesio era un anciano de 77 años. Durante los primeros días de la contienda, él y los once que formaban el grupo de Hermanos frailes se refugiaron en varios lugares distintos en Madrid después de abandonar el convento donde vivían por el continuo tiroteo que sufrían en la fachada y ante la prohibición de celebrar misa. Tras dividirse y esconderse en varias ubicaciones por la capital, el 14 de agosto de 1936 dos de ellos, entre quienes estaba el fraile alavés, fueron delatados y llevados por milicianos al Palacio del Marqués de Valdeiglesias convertido en checa. Dos días después, en la madrugada del 16 de agosto, un débil y anciano padre Nicesio, que estaba casi ciego, y otro religioso que le acompañaba y cuidaba, el Hermano Gregorio Zugasti, fueron llevados a Vallecas para estar en otra cárcel pero en mitad del camino el coche sufrió una avería. Les bajaron del vehículo y ante la imposibilidad de arreglar el fallo, allí mismo, les dispararon, matándolos en el acto. Antes de ser ejecutados, los dos religiosos pidieron que les dejaran rezar una oración, cosa que así hicieron según el archivo histórico. En otros puntos de Madrid, fusilaron a los demás hermanos de la Comunidad Redentorista, conocidos en la congregación como Los mártires de Madrid. En julio de 1940 se procedió a la exhumación e identificación de sus cuerpos, arrojados a una fosa común y trasladados al Panteón de los Redentoristas en el Cementerio de la Almudena de Madrid, donde reposan actualmente.

El pasado sábado 24 de abril, el Papa Francisco aprobó la promulgación del decreto sobre su martirio y declaró Beatos al alavés Nicesio Pérez del Palomar y a 11 religiosos más, todos redentoristas, asesinados en Madrid al inicio de la Guerra Civil.

 

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