Evangelio comentado 16 marzo

Lee la Palabra de Dios y tómate un tiempo para meditarla. ¡Feliz lectura!

Esta sección se crea para seguir día a día la Cuaresma con el Evangelio del día comentado por un sacerdote de nuestra Diócesis, un diácono, un religioso o una religiosa.

EVANGELIO

Lectura del Santo Evangelio según san Lucas 4, 24-30

Habiendo llegado Jesús a Nazaret, le dijo al pueblo en la sinagoga:

«En verdad os digo que ningún profeta es aceptado en su pueblo. Puedo aseguraros que en Israel había muchas viudas en los días de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses y hubo una gran hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías sino a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, sin embargo, ninguno de ellos fue curado sino Naámán, el sirio».

Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo echaron fuera del pueblo y lo llevaron hasta un precipicio del monte sobre el que estaba edificado su pueblo, con intención de despeñarlo. Pero Jesús se abrió paso entre ellos y seguía su camino.

Comentario por Nacho Rodríguez Trillo

Quizás en estos días estemos redescubriendo la fuerza penetrante de la Palabra de Dios, que baja como lluvia y no sube de vacío, que es vía y eficaz. Quizás nos demos cuenta que, como decía nuestro San Juan de la Cruz, todo nos ha sido dicho en Jesucristo. También en este día los textos iluminan nuestra situación. Comento las dos lecturas, que se relacionan. De nuevo, como con la samaritana, el agua que salva, el agua que obra milagros de cuerpo y de corazón.

El libro de los Reyes y la curación de Naamán, el sirio, de la lepra. Que providencial este tema hoy, ¿no te parece?. La lepra, enfermedad aún extendida hoy en muchos países de mundo, con soluciones sanitarias sencillas para ser erradicada pero con condiciones sociales en contra. El miedo, la desinformación. Una Misionera de la Caridad de la Madre Teresa, española, que ha trabajado en una leprosería en Calcuta cerca de 15 años, nos hablaba de ese dolor tremendo de ver la curación tan cerca, pero impotente ante la presión social para expulsar al enfermo de casa y ocultar la enfermedad. Y al final tiene que haber leproserías en las que se les cuide, ame, acompañe… Me he despistado pero… quizás no tanto.

“Siendo un gran militar era leproso” no hay distinción, no nos distingue lo que tenemos, lo que hemos adquirido, el poder, sino lo que somos. Todos susceptibles de la enfermedad. Buscaba la curación que entendía sería cosa de dinero, de prestigio, de soberbia. Oro, vestidos, recomendaciones y cura. Qué contraste de medios. ¡Cómo nos duele hoy la escasez de recursos sanitarios que se concentran en otros lugares, armas, poderes, corrupciones y no tenemos medios materiales ante el Covid 19.

El profeta Eliseo se enfada, ¡yo no puedo curar a un hombre de su lepra! Cuantos médicos y sanitarios hoy luchan desenfrenadamente ante la impotencia. Pidamos por ellos. ¡Ellos pueden ayudarnos tanto! Una persona contagiada por el virus decía hoy en un texto: "(...) tras pasar un noche en urgencia tuve la oportunidad de ver como trabajaban durante horas, cómo se protegían, cómo se consolaban, ingreso tras ingreso, por momentos se les veía asustados. Pero enseguida acudían cuidando, consolando… (...)". Sigamos rezando por nuestro personal sanitario.

Ahora voy a una parte espiritual del texto para nosotros, los creyentes. ¿Qué debemos hacer? ¿Subir la montaña más empinada, la mayor penitencia? ¿Lanzarnos a ayudar sin más…? Eso pensaba Naamán y se le pidió bañarse en el Jordán y protestó: "¿Es que no hay ríos en Damasco…?"

No. El camino es otro y a Naamán le costó entenderlo, aceptarlo y valorarlo. Solo obedecer. Obedecer al profeta. Hoy es obedecer a la Iglesia, a nuestro Pastor, secundarle y esa obediencia creyente, obeciencia de la fe, es la que salvará el mundo. Naamán obedecío y quedó limpio. Si quieres ayudar desde la fe, ofrece el sacrificio de estar en casa, de orar mucho, de escuchar al Pastor, de no quejarte. Se trata de llegar al reconocimiento de la fuerza de Dios: “Ahora reconozco que no hay otro Dios en toda la tierra que el de Israel”.

En el Evangelio, Jesús cita este episodio de Naamán y nos abre a un nuevo horizonte. De nuevo serian muchos los comentarios posibles pero me viene uno al corazón, secundando a nuestro Obispo cuando estos días nos habla de los muchos que pasan este momento de enfermedad sin cobijo, sin familia, sin posibilidades de ayuda. El Evangelio nos habla de dos extranjeros a los que el Señor pone de modelo: una viuda de Sarepta, un sirio… ¡Qué repercusiones para nosotros! Jesús denuncia proféticamente la salvación del extranjero y le expulsan de su pueblo.

Señor, danos un corazón abierto al mas necesitado en estos días, junto a los nuestros, a nuestra familia y amigos, que tengamos en nuestra oración y nuestra generosidad a los que no tienen visibilidad, pero están quizás cerca; quizás no tengan voz y hay que ponérsela. Danos, Señor, un corazón a la medida del tuyo en esta pandemia que vivimos. Purifica nuestra mirada, danos constancia en el amor.

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