Berakah presenta su memoria final de año
Berakah es un recurso social y caritativo que realiza su labor bajo el paraguas las parroquias del Casco Histórico de Vitoria. Trabajan con familias de todos los barrios y especialmente con personas migrantes, donde los 275 voluntarios, a través de 36 servicios distintos, ofrecen todo tipo de ayuda en diferentes campos.
Como es costumbre en estas fechas, sus responsables elaboran una memoria con el cierre del año pasado –de septiembre a diciembre– a modo de fotografía sobre la situación actual de la pobreza en nuestra ciudad ayudándoles así a redistribuir mejor sus servicios y recursos para atender de manera más eficaz a personas en sus múltiples necesidades.
Así, entre sus conclusiones, Berakah alerta sobre los dos grandes problemas de la ciudad: la cobertura alimentaria y el acceso a una vivienda en régimen de alquiler.
Para contextualizarlo, esta obra social afirma que ha atendido a nuevas familias que han llegado a la ciudad, sobretodo de Latinoamérica, las cuales “se han encontrado con la necesidad de techo, de documentos que les permitan trabajar y de recursos para sobrevivir como es la comida”. En total han acogido a 502 nuevas personas, incrementándose en más de siete decenas respecto al final del año anterior. Los responsables de Berakah alertan además que de como “muchas familias se encuentran en una situación de soledad y aislamiento que no les permite trabajar, que no les da opción a una vivienda y a quienes el sistema les exige demasiados meses para que se integren y puedan recibir ayudas”.
Ante esta desesperación de muchos migrantes que llegan a nuestra ciudad y se ven con estos problemas, Berakah advierte del “peligroso mercadeo del empadronamiento” como herramienta necesaria para iniciar un proceso de inserción donde “muchos lo venden y trafican con él”.
Esta obra social de las parroquias del Casco Viejo lamenta que la respuesta institucional no cambie. “Las plazas de albergue no son suficientes y cuando una familia llega a la ciudad no es acogida por los servicios sociales de urgencia”. En este sentido también muestran su decepción cuando “se sigue sin garantizar el derecho a la alimentación”, al igual que con el acceso a una vivienda donde “vemos precios de alquileres abusivos y lugares indignos para vivir”. En esta linea, recuerdan que hay familias con menos de 6 meses de empadronamiento que son “derivadas únicamente” al servicio del Banco de Alimentos, "recurso necesario pero muy insuficiente para garantizar un plato de comida al día”. Ante este panorama, Berakah subraya el “alarmante aumento de las solicitudes de ayuda en todos los servicios alimentarios como por ejemplo es el comedor Zugaz donde se han aumentando en un millar los menús con respecto al año anterior, acercándose a los 4.000 menús mensuales. Lo mismo ha sucedido con los desayunos y meriendas para niños y adolescentes de familias sin recursos así como en los servicios de Garbin Txiki destinado a la atención a bebés, cuya demanda se han disparado.
A este respecto, Fidel Molina, responsable de Berakah, recuerda que “el derecho a una correcta alimentación sigue sin estar cubierto por nuestras instituciones públicas al igual que la falta de vivienda en alquiler, donde los precios siguen subiendo convirtiéndose en algo inalcanzable para muchísimos ciudadanos”.
De la memoria, Molina resalta que “el principal problema social en nuestra ciudad sigue siendo la falta de vivienda en alquiler” En este punto recuerda el recurso ’13 Casas’ donde recientemente han firmado la vivienda número 30. “Es un logro pero no son suficientes y debemos seguir dando a conocer este servicio por la gran necesidad que existe y que va en aumento”.
El informe también destaca otras muchas situaciones en Vitoria donde afirma que “la pobreza tiene rostro de mujer”. Señala igualmente cómo ha cambiado tras la pandemia la realidad de la prostitución. “En las rotondas de nuestra ciudad no se encuentran más que tres o cuatro chicas pero la prostitución no ha desaparecido, sino todo lo contrario. Hay decenas de pisos y clubs a los que intentamos acceder, ofrecer nuestros servicios y estar cerca de las mujeres”.
El informe de 29 páginas desgrana el trabajo elaborado por los voluntarios y agradece a entidades donantes, con la Fundación Vital a la cabeza, y a tantos ciudadanos “por su generosidad con los más empobrecidos de la ciudad”.