Carta del Obispo de Vitoria por el Día de la Mujer

En el Día Internacional de la Mujer, el Obispo de Vitoria, D. Juan Carlos Elizalde, comparte con toda la Diócesis su reflexión por este día. Aquí puedes leerla íntegramente así como descargarla en pdf. ¡Buena jornada!

 

CARTA DEL OBISPO DE VITORIA
MONS. JUAN CARLOS ELIZALDE
CON MOTIVO DEL DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER

 

Queridos fieles de nuestra Diócesis,

Emakumeen Nazioarteko Eguna da gaur, martxoaren 8a. Por ello, ¡Feliz Día de la Mujer!

A quienes formamos el Pueblo de Dios, os quiero felicitar por seguir dando pasos en este camino sinodal en el que hombres y mujeres por igual nos estamos escuchando mutuamente para reconocer la pluralidad de la Iglesia como riqueza y progreso. Para seguir construyendo juntos una Iglesia de todos y para todos, sin exclusiones y donde nadie sobre, es necesario resaltar el papel de la mujer.

El año pasado recordaba su papel nuclear en la vida de la Iglesia apelando al aumento de su protagonismo. Y me gustaría que siguiera siendo así. Durante todo el año la voz de la mujer en nuestra Diócesis no solo es escuchada con notoriedad. Su presencia, su labor, su participación y su contribución es real y clave para nuestro día a día.

La comunión de todos los cristianos es importante. En la Iglesia Universal que pastorea el Papa Francisco la igualdad entre el hombre y la mujer nos exige saber apreciar el papel complementario de uno y otro en la edificación de la Iglesia y en el progreso de la sociedad civil. Tanto hombre como mujer han de sentirse justamente protagonistas de la historia de la salvación.

El Papa dice en Evangelii Gaudium que “las reivindicaciones de los legítimos derechos de las mujeres, a partir de la firme convicción de que varón y mujer tienen la misma dignidad, plantean a la Iglesia profundas preguntas que la desafían y que no se pueden eludir superficialmente”. En una rueda de prensa en Santo Padre aseguró que “la Virgen María era más importante que los Apóstoles, los obispos, los diáconos y los sacerdotes”, por lo que aseguró que “es necesario ampliar los espacios para una presencia femenina más incisiva en la Iglesia evitando un machismo con faldas”. Quiero seguir escuchando y apoyando todas las iniciativas que en nuestra Diócesis se llevan a cabo para dar más presencia a la mujer en complementariedad con el hombre. En las mujeres santas, mártires, misioneras y fundadoras tenemos ejemplos a seguir. A ellas nos encomendamos.

Este día, instaurado por las Naciones Unidas en 1975, nació con el objetivo de dar visibilidad a la mujer y proyectar su talento. Casi 50 años después la mujer ha demostrado con creces su energía y su capacidad en la sociedad y por supuesto en la Iglesia.

Como Obispo responsable del Departamento que aborda la situación de los refugiados en la Conferencia Episcopal, quiero tener unas palabras de reconocimiento a todas esas mujeres que están cargando a sus hijos y a sus mayores huyendo del horror provocado por la invasión militar de la segunda potencia militar del mundo. Hoy, miremos a estas mujeres valientes y heroicas de Ucrania. Colaboremos y recemos por ellas. Así como en las guerras del siglo pasado, la mujer se convierte en ese oasis de paz y esperanza donde las familias pueden descansar y ver luz en medio de tanta oscuridad.

Fueron y son ejemplo de superación en un contexto donde las armas y los bombardeos minan la moral de todos. Lo estamos viendo día a día casi a tiempo real: mujeres, al frente de sus familias, desplazándose a Polonia, Hungría o Eslovaquia con el objetivo de no morir y salvar a sus hijos y a sus ancianos. Aquí en nuestra Diócesis serán también recibidas para impulsar esa esperanza de la que ellas son portadoras.

Esta enorme injusticia que padecen también es compartida con esas mujeres que en Europa y en todo el mundo son víctimas de la trata. La Iglesia sigue denunciando esta situación para devolverles su dignidad y poder liberarlas.

No nos olvidemos tampoco de la pobreza, que como nos advertía Cáritas, tiene rostro de mujer e inmigrante. También este 8 de marzo tengámosles presentes y sepamos ayudarlas, cada uno desde sus posibilidades. Y por supuesto estemos cerca de aquellas mujeres que sufren violencia en sus vidas y en sus hogares, tanto de manera directa como vicaria. Las palabras del Papa Francisco son certeras en este punto: “Trabajemos todos para promover a las madres y proteger a las mujeres. ¡Cuánta violencia hay contra las mujeres! ¡Basta! Herir a una mujer es ultrajar a Dios, que tomó la humanidad de una mujer”.

El Santo Padre nos recuerda que “la Iglesia no puede ser Iglesia sin la mujer, porque la Iglesia es femenina”. Desde la Santa Sede se está impulsando la presencia y voz de la mujer en estamentos eclesiales y aquí, en nuestra Diócesis de Vitoria son muchas las mujeres que ocupan profesionalmente puestos de dirección con distintos grupos a su responsabilidad. La paridad es real entre las personas que trabajan día a día en la estructura del Obispado, colegios, delegaciones, servicios diocesanos y también entre nuestras parroquias. En el proceso de remodelación/renovación de la Diócesis se incluye, junto al Consejo Episcopal, una estructura de gobierno que dé voz y voto a los laicos y, por tanto, a las mujeres. ¡Ojalá pueda ver la luz en el próximo curso pastoral diocesano!

A Nuestra Señora, la Virgen Blanca y de Estíbaliz, les pedimos su intercesión. Agur besarkada bat!

Con todo mi afecto, mi bendición.
 
+ Juan Carlos Elizalde
Obispo de Vitoria

En Vitoria-Gasteiz, miércoles 8 de marzo de 2022.

 

© 2024 Diócesis de Vitoria / Gasteizko Elizbarrutia