La comunidad corazonista se vuelca con los últimos de Ceuta

Un total de 16 jóvenes vascos han decidido donar parte de su tiempo del verano a la solidaridad y a la cooperación viajando para ello hasta la ciudad de Ceuta. En la frontera sur de Europa, donde una valla separa dos formas de vida muy distintas, estos chicos y chicas, todos ellos antiguos alumnos de varios colegios Corazonistas, han querido pasar a la acción y ayudar a las personas más vulnerables de esta ciudad autónoma, una de las dos que España tiene en suelo africano.

Este campo de trabajo ha sido organizado por la orden de los Hermanos del Sagrado Corazón, conocidos popularmente como los hermanos corazonistas. Antiguos alumnos de los colegios de Vitoria, San Sebastián y Rentería se han movilizado para este noble objetivo. 12 son los chicos y chicas que, pese a haber dejado estos colegios en los últimos años para ir a la universidad, siguen ligados a la comunidad corazonista. 4 miembros más, también corazonistas y de edades jóvenes, han participado en calidad de monitores para coordinar las tareas durante las dos semanas que dura esta experiencia.

Este trabajo está comprendido entre los días 2 de julio y el domingo 16. Entre otros, su tarea se centra en organizar una colonia urbana con niños de familias vulnerables del "famoso" barrio de El Príncipe, uno de los más complicados de España, donde también pasan parte de la jornada con ancianos en labores de acompañamiento. Además, ayudan en la cocina y a repartir alimentos desde la mezquita Sidi Embarek a muchos musulmanes sin recursos, algo que también han hecho desde Cáritas de Ceuta con el reparto de alimentos desde su despensa solidaria.

En colaboración con la Cruz Roja, también están desarrollando una colonia urbana con menas compartiendo valores y experiencias y de la mano de la Fundación Franciscana Cruz Blanca han pasado momentos de ocio con jóvenes del CETI –Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes–. Todas estas tareas están divididas por grupos para que los 16 participantes puedan así llegar a todo.

Al anochecer, estos jóvenes reservan un momento para la oración y para repasar lo vivido cada día con dinámicas de profundización en valores inspirados en el Evangelio. Estos chicos y chicas, además de servir y donar su tiempo, están conociendo la realidad de los inmigrantes que buscan saltar la valla o atravesar el Estrecho de Gibraltar en pateras.

Gracias a todas las personas con las que están tratando, estos jóvenes se percatan de la injusta situación por la que pasan muchas personas que huyen de violencia, hambre y persecución en sus lugares de origen –la mayoría de países africanos– con el objetivo de llegar a España y tener garantías de una vida digna y con recursos a su alcance.

Asier López de Arcaute, vitoriano miembro de la comunidad corazonista y uno de los cuatro monitores, destaca la reacción de muchos vecinos del barrio de El Príncipe de la ciudad de Ceuta. “Están muy sorprendidos y agradecidos de que hayamos venido”. López de Arcaute asegura que la acogida, nada más llegar, ha sido “extraordinariamente buena” y subraya “la gran hospitalidad de los musulmanes, quienes compartieron su mesa como, por ejemplo, la noche que nos invitaron a cenar pinchos morunos en la mezquita Sidi Embarek”.

Todos los participantes han sido alojados en el albergue 'Hogar Fraterno’ de la Diócesis de Cádiz, de la que depende pastoralmente la ciudad de Ceuta. “Esta casa la gestiona el Camino Neocatecumenal y nos están tratando espectacularmente bien cuidándonos en todo lo que necesitamos”.

Los cuatro monitores coinciden en la valoración positiva de esta experiencia. “Los chicos están aprendiendo mucho sobre la convivencia y el respeto que se respira en una ciudad como Ceuta”.

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