Cuaresma, un tiempo para reflexionar

La Cuaresma es un tiempo para la conversión a Dios. Un momento para volver al origen de nuestra fe: Jesús. Semanas para intensificar la oración, la visita al Sagrario, para la lectura tranquila y sosegada de la Palabra, para prepararnos a contemplar la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor. En definitiva, para estrechar el vínculo entre Cristo y tú.

Para facilitar esto, como cada año, la Diócesis de Vitoria ofrece retiros, ejercicios y encuentros de Cuaresma donde muchas parroquias, organismos diocesanos y movimientos nos invitan a dedicar un tiempo al Señor camino de su Pasión.

El Papa Francisco nos llama a vivir nuestra vida de una manera limpia, en paz, sin pecados que estorben este propósito de estar más cerca del Señor. Para ello, los cristianos tenemos uno de los sacramentos más bonitos y con unos efectos inimaginables para todo hombre y mujer: el sacramento de la reconciliación. Así lo explica el Papa:

Hemos caído. Somos hijos que caen continuamente, somos como niños pequeños que intentan caminar y caen al suelo, y siempre necesitan que su papá los vuelva a levantar. Es el perdón del Padre que vuelve a ponernos en pie: el perdón de Dios, la confesión, es el primer paso de nuestro viaje de regreso. Los confesores, por favor, sean como el padre, no con el látigo, sino con el abrazo.

Lee el Mensaje del Santo Padre Francisco para la Cuaresma 2022.

En estas semanas pide a un sacerdote hablar, él está para ti. En la confesión, como nos recuerda el Papa Francisco, Dios nos coge de la mano y nos levanta para seguir caminando firmes y serenos.

Escucha el mensaje de Cuaresma del Obispo D. Juan Carlos Elizalde:

 

Convocatorias

Retiros y Ejercicios Espirituales

El final del camino es la Resurrección de Cristo. Ha vencido a la muerte, ha superado al pecado y ha abierto las puertas del Reino a todas las generaciones de hombres y mujeres. Tras la Cruz hay vida. El Señor, desde que se hizo uno de los nuestros, comparte nuestra misma suerte y nuestra misma vida. No estamos solos. Él nos acompaña y en Él vivimos. ¡Buena y provechosa Cuaresma!

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