Crónica del Día de la Catequesis

No hay Día de la Catequesis que no comience con un grupo de entusiastas enlaces de catequesis acondicionando la entrada, los pasillos, la capilla y las salas del Seminario. Entusiastas y madrugadoras, que, a las 9 de la mañana, ya se encontraban dispuestas para la faena.

Organización y eficacia. Poco después de las diez, las mesas estaban colocadas, los globos adornaban el vestíbulo y los puntos informativos de los diversos accesos, los materiales distribuidos y el equipo de acogida, listo para recibir a niños y niñas, mamás, papás, catequistas y presbíteros.

Al poco asomaban los primeros destacados y minutos más tarde, la entrada se nos quedaba pequeña. Para las diez y media comenzamos a ensayar algunos cantos en la capilla mientras las catequistas de la acogida continuaban poniendo pegatinas con el nombre a cada uno de los participantes, a la vez que colocaban una pulsera de lanas de diferentes colores a los niños. En la capilla, Gemma Fernández de Larrea, con la ayuda de las niñas Irati y Nerea, se las arregla para que todos, niños y mayores, canten y se muevan, que no es poco.

Llegadas las once menos cuarto, todos los presentes, ya en la capilla pública, saludan al Señor. El “hola, Dios, estoy aquí” se canta con toda facilidad y los gestos salen espontáneos. Pedro Mª, como director del Secretariado, tras dar la bienvenida a todos los presentes, antes de introducir este Día, presenta a Óscar Areitio, nuevo delegado de Pastoral Familiar, secundado por Lourdes Ochoa.

Y, después de saludar a María y despedirse de Jesús, niños y adultos salen ordenadamente en cuatro grupos hacia los cuatro talleres que se habían organizado. Todos pasarán rotando por ellos, un cuarto de hora en cada uno al toque de la campanilla y del silbato.

Estos quince minutos se aprovechan al máximo. Ahí les vemos orando y componiendo sencillas oraciones de perdón, de petición o de acción de gracias, que luego se rezarán en la Eucaristía. En un segundo taller, los niños encajan y pegan las piezas de una sencilla custodia, que nos recuerda la presencia de Jesús en la hostia consagrada. El tercero es el más movido: cantos con gestos. Niños y mayores se lo pasan en grande. Y, finalmente, el cuarto. Entre todos, van componiendo un mural donde se puede apreciar a Jesús, la vid, y las huellas de las manos de los niños y niñas que forman esas hermosas y sabrosas uvas que somos cada uno de nosotros cuando estamos unidos a nuestra Vid, que es Jesús.

Las doce llegan en un pispás. Al cabo de pocos minutos comienza la celebración de la Eucaristía. “Ven a la fiesta”, cantan todos. Realmente es una gran fiesta la que vivimos en torno a Jesús. Preside Unai Ibáñez, vicario de la ciudad, en representación de nuestro Obispo Juan Carlos.

Las guitarras y las voces de Gemma y de Raúl, con la colaboración de Ibon y el otro Raúl, de la parroquia Todos los Santos, lideran y acompañan a una asamblea entregada. Irati y Nerea dirigen los gestos con seguridad y soltura. Hay que ver y escuchar cómo todos mueven el esqueleto y cantan a pleno pulmón.

Después de que el diácono Óscar proclamara el Evangelio en el que Jesús nos dice que él es la vid y nosotros los sarmientos, Unai insiste: hemos de estar unidos a Jesús si queremos dar buenos y sabrosos frutos. Y dice: así como la lámpara no luce si no está conectada a la corriente eléctrica, así nosotros no daremos la luz de Jesús, la luz de su amor, si no estamos conectados a él.

La alegría de sentirnos unidos a Jesús coloreó la celebración de esta animada Eucaristía.

Tras el “podéis ir en paz” y el envío de Óscar para que, unidos a Jesús, sembráramos alegría y amor a nuestro derredor, cuatro sacerdotes con varias enlaces entregaron el “Evangelio 2020” a los adultos y un pequeño “belén” a los niños, que les recuerde que este Jesús, que se hizo niño como ellos, estará siempre a su lado.

Un suculento picoteo en animada conversación puso fin a este gozoso encuentro, mientras unas esmeradas enlaces callada y discretamente recogían todo lo antes colocado.

Todos marchan alegres y sonrientes. Algunas familias aprovechan la bondad climática del día para quedarse a jugar en los exteriores del Seminario.

Agradecemos efusivamente el trabajo y la colaboración de las enlaces, catequistas y todas las personas que han hecho posible la celebración de este Día. Nuestra especial gratitud al personal del Seminario, que siempre nos atiende a las mil maravillas y resuelve con eficacia los problemillas que surgen.

Eskerrik asko denori!

Delegación de Pastoral Familiar
Secretariado Diocesano de Catequesis
Vitoria-Gasteiz, 29 de octubre de 2019

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