Evangelio del día: «Vosotros sois la luz del mundo». Mt5,13-16

San Ignacio. 60 años de vida en Adurza

Este templo, abierto desde 1961, celebrará una misa de acción de gracias por este aniversario el sábado a las 19:00h con los vecinos como protagonistas y con un recuerdo a su artífice, D. Carlos Abaitua, y a todos los que la han hecho referencia en el barrio. 

La parroquia de San Ignacio de Loyola está de cumpleaños. Miles de familias han celebrado en esta iglesia situada en el corazón de Adurza sus jornadas más importantes desde bautizos, primeras comuniones, confirmaciones, matrimonios y funerales entre otros. Este sábado cumplirá 60 años de servicio a la comunidad. Su historia se sitúa dentro de la llegada de nuevos trabajadores en los años 50 y 60 desde muchos puntos de España. A petición de D. Carlos Abaitua, fundador del Secretariado Social de la Diócesis y su responsable, en marzo de 1957 vio como la ciudad se iba ampliando por la zona sur para acoger a obreros y sus familias para las nuevas fábricas que iban inaugurándose en Vitoria. El entonces Obispo, Monseñor Francisco Peralta, tras escuchar el plan de Abaitua para con el barrio, decretó la construcción de un nuevo templo, dividiendo así la jurisdicción de la parroquia de San Cristobal y de San Juan en Arechavaleta. Así nació la de San Ignacio, en la calle Cauce de los Molinos.

Un 31 de julio de 1961, festividad de San Ignacio de Loyola, el Obispo de Vitoria bendijo la nueva parroquia con capacidad para 500 personas sentadas y con un coste total de dos millones de pesetas. Constaba de una torre independiente con dos campanas, una esculpida ese mismo año y otra de 1887 con un dibujo del calvario con la inscripción ‘San Esteban ora pro nobis’. Su fachada principal está sujetada por una gran cruz blanca; tres puertas de roble para la entrada principal con una gran vidriera sobre ellas donde se vislumbra una simulación del barrio con la nueva iglesia y el monte Olárizu con su cruz en lo alto. Nada más acceder, a la derecha, el baptisterio con una pila bautismal de roca traída de la ermita de Nuestra Señora de Ibernalo en Santa Cruz de Campezo. Una única nave, grande y alta, con un altar sencillo con un gran Cristo tallado en madera de nogal blanco, muy estilizado, obra de José de Aguirre; a la izquierda, la capilla del Santísimo, ideada para las misas de diario. Junto al templo, la sacristía, un amplio despacho y un edificio parroquial para las actividades pastorales del barrio.

En 1962, un año después de la inauguración, se colocó la imagen de una Andra Mari románica del siglo XIII, originaria del pueblo de Bolivar, con una manzana en su mano derecha y el Niño a su izquierda. En 2002 se colocó en el altar la imagen del titular del templo, San Ignacio de Loyola, fundador de los jesuitas, talla policromada del siglo XVIII. Esta parroquia ideada por el Secretario Social está ligada al nacimiento del Centro Social de Adurza y de la ‘Escuela de Doce Grados’ que esta junto a la iglesia, además del las dos ya desaparecidas residencias para 'Obreros Solteros’ y el conjunto de viviendas asequibles para los nuevos trabajadores en Adurza y Errekaleor, todo ideado por el sacerdote D. Carlos Abaitua, hoy hijo adoptivo de la ciudad desde 2011. Su compromiso con las necesidades de la gente y su trabajo incansable de servir a los más débiles de la mano de la Doctrina Social de la Iglesia fueron claves para dar forma y personalidad a este barrio. Para muchos, Abaitua fue una figura clave en la evolución de la ciudad desde mediados de los años cincuenta.

En este sentido, el sábado 31 de julio, festividad de San Ignacio de Loyola –y que este año toda la Iglesia celebra al haber otorgado la Santa Sede un año jubilar por los 500 años de la conversión del fundador de los jesuitas–, esta parroquia acogerá una misa de acción de gracias a las 19:00h para celebrar este aniversario, donde se homenajeará a todos los que trabajaron y trabajan para hacer de este templo un lugar abierto y de referencia en el barrio con D. Carlos Abaitua a la cabeza.

Habrá control de acceso para garantizar el aforo máximo permitido y el uso de la mascarilla será obligatorio en todo momento. El concierto folclórico en la plaza del pórtico y el posterior piscolabis por la situación sanitaria actual queda suspendido.

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