Primer año de la asamblea diocesana por el Sínodo

El domingo 14 de mayo se cumple el primer aniversario de la asamblea que clausuró la fase diocesana del Sínodo. Reunió a 400 personas en el Palacio Europa para poner en común las más de 1.200 aportaciones personales para afrontar el futuro de la Iglesia en Vitoria-Gasteiz, Álava, Treviño y Orduña.

Este proceso consultivo y de escucha, conocido como Sínodo y que ha sido convocado por el Papa Francisco en todo el mundo, finalizará con una gran cumbre en Roma.

De aquella cita de mayo de 2022 nació un compromiso: afrontar lo planteado en  en comunión con la Iglesia Universal.

Por ello, la Diócesis de Vitoria hace balance de lo asumido durante estos primeros doce meses.

Las más del millar de contribuciones fueron ricas y variadas, llenas de matices. En todas ellas aparecían temas recurrentes aunque frecuentemente utilizando formulaciones muy generales. El equipo sinodal de la Diócesis, encargado de sintetizar todo lo recibido, lo resumió en 11 importantes retos a trabajar en los próximos años: asuntos tan importantes como la labor social de la Iglesia; el papel de la Mujer; la participación de los laicos; jóvenes, vocaciones y personas alejadas de la Iglesia; la formación; la identidad cristiana; dialogo interno; la cogobernanza en la Diócesis; mayor comunicación entre parroquias y comunidades; mayor decisión desde las parroquias y el cuidado de las celebraciones.

En temas relacionado con los jóvenes, vocaciones, identidad cristiana o el cuidado de las celebraciones se han dado pasos importantes aunque queda mucho por hacer. Donde sí se destacan avances son en temas de mujer, cogobernanza, formación y acción social.

En septiembre, cuatro meses después de esta multitudinaria asamblea, el Obispo de Vitoria creó un nuevo órgano asesor del gobierno de la Iglesia alavesa –denominado Consejo de Gobierno– e incorporó a ella a tres mujeres, siendo Vitoria la primera de las diócesis españolas que sumaba mujeres a un órgano eclesial directivo, en este caso dos laicas y una religiosa. De este modo, D. Juan Carlos Elizalde, cubrió dos aspectos que se reclamaban durante este proceso sinodal: mayor presencia y responsabilidad femenina y reforzar la corresponsabilidad en el gobierno de la Iglesia de Vitoria al incorporar laicos en un alto órgano diocesano.

Por otra parte, en julio nació la Escuela de Teología y Pastoral como una clara apuesta por la formación de los laicos. Con el objetivo de impulsar la formación continua de los fieles, tal y como se solicitó en la asamblea del Palacio Europa hace un año, D. Juan Carlos Elizalde creó una comisión de formación con el objetivo de analizar la actual oferta y considerar las diferentes opciones para ofrecer un itinerario eficaz y efectivo, naciendo así este nuevo organismo abierto a todo hombre y mujer. Comenzando el pasado mes de septiembre,  los alumnos se citan todos los martes hasta junio, otorgando un diploma a todo aquel que supere con éxito esta formación impartida por teólogos y profesores tanto de la Facultad de Teología de Vitoria como de los equipos pastorales de varios colegios de la ciudad.

En cuanto a la labor social, la Diócesis también esta experimentando un impulso desde sus entidades sociales como son Cáritas, Berakah, Misiones, Manos Unidas, Jeiki y otros proyectos a nivel de parroquias, destacando la creación de Sendilagun como novedad  dirigida a ayudar a familias en crisis. Además, el presupuesto diocesano destinado a la caridad ha aumentado del 33% el pasado 2022 al 35% de este año, dedicando más de 4.700.000 euros del montante total. A modo de ejemplo, el comedor Zugaz –gestionado por Berakah– ha aumentado sus menús de 200 a 300 diarios para personas vulnerables mientras que Cáritas trabaja con más de 4.600 familias, medio millar más que hace un año. Destaca además la labor de acogida a refugiados ucranianos, donde la Diócesis ha atendido en este primer año a 812 ucranianos con un presupuesto de 309.435€.

Un año después, el balance es positivo pero aún queda trabajo por delante. Tanto a nivel de parroquias como a nivel diocesano en Álava y en todo el conjunto de la Iglesia Universal, son muchos los pasos a dar.

 

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